Para empezar, diré que es el final.
No tengo palabras, me embarga Hacienda. Quizá haya sido el último gran concierto, o quizá no. Mejoró sin duda la más optimista de mis previsiones y aún estoy impactado por lo vivido el viernes. Me arrepiento de haber ido tan sólo a uno de los conciertos de esta gira; lástima que ya no pueda rectificar, pero me queda un recuerdo imborrable del cierre de la gira 80/07.
El avituallamiento previo en la 'Goyesca' marcó el camino del triunfo de nuestra expedición, formada por los míticos Borgi, La Silvi, Navalón, Carrillo y servidora; antes tuvimos que demarrar violentamente del grupito capitaneado por los Puig brothers, que buscaban una previa demasiado formal. Nada personal contra este grupo de nachistas que vivieron ya en el año 88 en Jácara el primer punto y seguido de la banda, pero la expedición cántabra buscaba otro objetivo.
El repertorio del concierto estuvo acertadísimo; abrió con Antes de que salga el sol y durante casi 2 horas abundaron sus temas más populares, y se corearon sin lagunas temas como Vístete, Nadie puede parar o Relojes en la oscuridad; también rescataron del baúl del coleccionista un par de temas de culto, que sorprendieron a más de uno; no a mí, lógicamente que llevaba 19 años preparándome para la cita. Carri puede dar fe de ello, oye, y el calvito que me tocó delante, seguro que también. El final del concierto, con Sol del Caribe, fue un escándalo; 9 años de intensa y desdichada rehabilitación en mi estimada rodilla estuvieron a punto de irse al carajo, pero la ocasión lo merecía.
En la cosecha de Nacha Pop se han acentuado con el paso de los años sus dos vertientes; la exuberancia de los temas firmados por Nacho García Vega, magnífica crónica de un Madrid en ebullición, y las visiones agrias de Antonio Vega. Frustración, soledad, incomunicación destiladas en la sublime Chica de ayer (sin el La, por favor) que se hizo rogar hasta los bises, donde la única solución está en buscar «canciones que consiguen que te pueda amar».
El Palacio de Deportes de Madrid era una fiesta, pero Antonio seguía sin divertirse; sin embargo, para mi estuvo espectacular, mejor que nunca; ha recuperado la voz -aunque ha perdido los dientes-, y hasta se marcó algún que otro discurso que hoy no consigo recordar, ni quiero. Nacho pone la caña y el nervio, con ese aspecto de rockero inmaduro inigualable, y juntos hacen un dúo insuperable. Se rumoreó insistentemente en los circuitos más veguistas la posibilidad de que varios artistas míticos de los 80 acompañaran a los Nacha en algún que otro tema; afortunadamente no fue así; yo quería un concierto 100% Nacha, y así fue.
Nada más salir del concierto, y ya con la camiseta recuerdo enfundada para los restos, nos encontramos a las Ripoll Sisters, entusiasmadas con lo que habían vivido desde el gallinero del Palacio de Deportes. Las acompañaban unas ilustres desconocidas que, a simple vista, no parecían tan carrozas como nos había transmitido Rocío en los días previos al concierto.
Y luego por la noche, cómo no, al Penta a escuchar, canciones que consiguen que te pueda amarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr. El mítico local de la movida madrileña, al que me condujo por primera vez Marina a mediados de los 90 en un gesto para el recuerdo, estaba petado de gente, y allí se volvieron a corear éxitos de Nacha en riguroso diferido. Además, tuve la fortuna de encontrarme con el 'web master' de la página Web oficial de Antonio Vega, al que no conocía en persona. Me sorprendió porque era un pipiolo que no llegaba a los 30 tacos, y los libros y los cedés dicen mucho, pero hay cosas que o las vives, o nunca llegas al 'orégano'. Hace años le ciber-mandé a tomar por el culo, sin acritud, porque malinterpretaron un artículo que les mandé en un post; ahora lo entiendo todo: Le queda grande el puesto. En 5 minutos el muchacho comprendió que estaba ante un veguista de honor, pero ya es tarde para recuperarme para un proyecto en el que no creo.
Para mi generación el concierto fue un caudal de recuerdos empañados por la nostalgia; salí muy satisfecho por haberlo vivido, constatando que Antonio sigue subiéndose a un escenario y, con lo poquita cosa que es, lo llena sin más adorno que una guitarra. Una de sus virtudes es que, cuando canta, nos susurra al oído nanas de amor y de dolor, de pérdidas irrecuperables y de sueños tan cercanos que se pueden acariciar con la yema de los dedos. A sus casi 50 años (los cumple el 16 de diciembre), sigue sin tener una agenda donde apuntar sus citas, ha olvidado la mayor parte de sus deudas y cada día busca el sentido de su vida. Vega resiste y, como decía Cela, quien resiste, gana. Su mayor triunfo es que hay mucha gente que le busca para que les acune con esa voz que aúna soledades, y yo más que nadie.
5 comentarios:
Enome zorro, te has ido gustando a medida que ibas escribiendo, se nota. No te lo reprocho, la ocasión y el evento lo merecían. Será el tiempo el que ponga esa mágica noche en un lugar tan importante o más que la mítica noche de octubre del 88 en la sala Jácara. Sólo un pero: Tengo a la Silvi mosquada porque no la nombras en la crónica. Se lo ha tomado fatal.
Impagable crónica, artista. ¡Te vamos a fichar para Tomajazz!
Ahí va la reseña en El País de uno de los mencionados conciertos de octubre de 1988, rescatado del archivo digital:
"El País - CRÍTICA: 'POP'
¡Hasta siempre!
JORGE FLO 21/10/1988
A pesar de las recientes declaraciones de Nacho García Vega a este periódico, en las que afirmaba que Nacha Pop no se desmembraba, sino que, simplemente, iba a tomarse un tiempo de respiro, el primero de los dos conciertos madrileños -que servirán para la edición de un doble disco en directo- tuvo, lamentablemente, un fuerte olor a despedida. Despedida que, aunque se anuncie limitada en el tiempo, es un lujo para el pop nacional, en el que Nacha Pop va a dejar un hueco para el que, hoy por hoy, no hay sustituto. Despedida que era lógico se celebrara en Madrid. "Nacha Pop es inevitablemente un grupo de Madrid, eso está claro". Son también palabras de un Nacho, que se sentiría feliz al comprobar cómo, el miércoles pasado, Madrid le daba la razón.
La sala Jácara registró un espectacular atasco -las entradas para ayer, jueves, también estaban agotadas- en el que coexistieron los viejos seguidores de¡ trío con las agresivas -estéticamente- quinceañeras que enloquecen con las canciones del grupo,... y con el grupo.
Todo estaba planteado para que saliera bien, y excepto unos titubeos iniciales del sonido, todo funcionó perfectamente. El público se entregó desde la primera canción y a medida que los temas más conocidos iban apareciendo se ampliaba el doble sentimiento de alegría y pena -el cariño con que se acogió La chica de ayer fue, sin duda, el punto culminante- que acompañó la noche. Nacha Pop demostró poder seguir funcionando muchos años. La calidad de las letras de Antonio es difícilmente igualable y asocidas a melodías de igual factura dan origen a canciones -Lucha de gigantes o Una décima de segundo- que son imperecederas por lo magistral. Son fruto del mundo en que Antonio vive y que le permite entrar y salir de la realidad con resultados -profesionales- excelentes. Pocos como él para trasladar la ficción a unas estrofas cantables. Pocos como Nacha Pop."
Indudablemente, y problemas de espacio aparte, el tal Jorge Flo escribe mucho peor que Don Salvatore.
Un saludo,
Agustín (aka EKEBBB)
Ese Gallo! Escribo esto desde la más profunda envidia por no haber sido capaz de ver a los Nacha en ninguno de sus conciertos.
Aprovecho para reivindicar a este nuestro grupo frente a toda esa parafernalia mediatica montada alrededor de Heroes del Silencio.
Reiterando la envidia y el rencor por no haber podido disfrutar de 'algo que tu y yo sabemos', seguiré aquí 'enganchado a una señal de bus?
Enorme, Gallo. Me sumo a lo apuntado por Txoff. Mis obligaciones familiares me retuvieron en casa, pero mi corazón ha estado con Antonio durante toda la gira. Puto crack sin igual. Forever Vega!!
De casta le viene al galgo...¡Vaya pluma tiene el Tore!
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