Mañana sonará el himno de la champions en Stamford Bridge en la tercera semifinal en los cuatro últimos años para el Barça. Es verdad que en las vitrinas del museu sólo hay dos copas orejeras, con opción a otra, es verdad que el himno de la champions es más feo que el chunda chunda nacional; también es verdad que Londres no es el ‘Teatro de los Sueños’, ni se escucha con emoción el ‘You’ll never walk alone’.
Con todo y con ello, mañana es un día para consumir calorías, para tomar prestadas las pinturas de guerra de tu mujer y dejar por un par de horas de pisar tierra firme; mañana puedes refugiarte en las cosas más puras o en las drogas duras, puedes ir a verlo a un bar, escucharlo por la radio en un atasco de vuelta a casa y sentir que la sangre se te acelera; mañana es un día para mezclar pecados capitales, para perder los papeles y hasta para fumarse un habano de más.
Y al final de todo, con suerte, habremos llegado casi a la meta, o sin ella, habremos mordido la cuneta, pero antes de que cada uno rece al dios que más le convenga, prefiero sufrirlo a perdérmelo, y como reza en la entrada al vestuario del PSV holandés, ‘el que no quiere ganar ya ha perdido’.
Aúpa Barça
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