sábado, 19 de diciembre de 2009

Vamos Quique, vamos

La historia coloca a los ‘grandes’ en pedestales separados por una mínima distancia prudencial. Entiendo que es una distancia de seguridad en señal de duelo. Si se hacen bien las cosas, lo lógico es hacer coincidir el declive de uno con la entrada en escena de su delfín, para que convivan de manera tácita, para que el tránsito generacional se haga menos duro que el intestinal.

Es el caso de Quique González -y Antonio Vega-, cuyo testigo se ha entregado más bien como si se tratase de una burla del destino sabiamente teledirigida. Yo nunca he entendido cómo se pueden calibrar talentos, y mucho menos si son tan bárbaros como el de estos dos. Si tú te atreves con la tarea, permíteme un consejo: ¡Cuidado con el escalón!

Seguramente se intuye por mi tono que hoy voy a ver en directo a Quique González, en la sala La Riviera de Madrid, y por si acaso mañana no soy capaz de recordar ni que tengo alzheimer, espero vivir con pasión y sin compasión esta noche en la que sonará con fuerza el Daiquiri Blues, el trabajo más sobresaliente de nuestro panorama musical.

Las grandes pasiones son enfermedades incurables y como en el ataúd caben muy pocas cosas, hoy toca disfrutar, porque la vida sin música sigue siendo un tremendo error.

♫ pero el mundo nunca era un pañuelo...... ♫


No hay comentarios: