Pitingo escapada

El calendario marcaba el día 14 del mes de noviembre, y en el reloj de arena ya pasaba la una de la madrugada; en ese momento el celular sonó, y por el nombre que aparecía en pantalla algo me hizo intuir que podían ser los rublos.

Antes de descolgar exclamé en alto: ¡Marta, sólo tenemos un juego de llaves! Descolgué sin pensarlo más, con ese temblor que se siente siempre minutos antes de endosarse el primer wiscola, pero confiado en que el empuje de los rublos me aupara a la ola buena.

¡Estamos en Chueca, zorreras! Mejor quedamos mañana, que ahora es tarde, susurró Marta: Ningún economista en su sano juicio desobedecería una orden de su esposa, pero a pesar de los obstáculos, el taxi, los sablazos de a 9 euros la arrancada, el presunto garrafón, el resacol del día siguientes,.......pensé que el dinero sólo vale para todo, pero nada más, y en un tiempo record estaba brindando por un tal Pitingo que al parecer amenazaba con tocar día siguiente, y el cuarteto de cantabrones formado por Pablo-Rosa y Toy-Menchu, tenía la sana intención de presenciarlo en riguroso diferido.

Fue otra noche entre los grandes, un alivio para los males y las miserias; a media sesión incluso sobrevoló Machado, Antonio, que no se comió un colín, y yo me llevo pa'dentro una colección de abrazos de los de ayer, hoy y sinempe.