Ahora no se si tendré que esperar el eclipse de luna. La última copa en el último bar o el veneno de lluvia. Un taxi libre o quizás invitar a beber a la rubia o disfrutar de la virginidad de una página en blanco. Y si me agarro a tu aplauso como ardiendo a un clavo, si me aferro al brillar de tu risa. Que sostenga un cigarro encendido en mis labios, si no tengo billete de ida. Aún no he podido arrancarme la lanza que abrió mi costado. Dicen que sólo camino los que por mi sombra se han guiado. Aún no comprendo como los bomberos han tardado tanto en sofocar el fuego que ambos provocamos. Y si me agarro a tu aplauso como ardiendo a un clavo, si me aferro al brillar de tu risa. Que sostenga un cigarro encendido en mis labios, si no tengo billete de ida. Ya sé que es fácil decirte: no dobles jamás la rodilla. Que es preferible nadar en quimeras, a esperar en la orilla. Que una marea consiga dejar dormidas las ideas, a los que crecimos en la misma escuela. Y si me agarro a tu aplauso como ardiendo a un clavo, si me aferro al brillar de tu risa. Que sostenga un cigarro encendido en mis labios, si no tengo billete de ida.
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