miércoles, 28 de julio de 2010

Santiago y abre España

Cada vez que escribo en el blog pongo mis 5 sinsentidos en ello, y al final siempre llego al mismo sitio del que salí. Y cuando me despido siempre cierro con llave, para que sólo puedan leerlo quienes no esperan nada de mí.

Es verdad que a este lado del hemisferio occidental todo es más fácil. Tanto que hasta me planteo seriamente poner todas mis ilusiones en almíbar y aflojarme un poco la soga al cuello.

Ayer fue un día que surgió de la nada. Son los mejores, porque te invade una tentación irresistible de acometer maniobras de diversión.

El comienzo coincidió con la clásica apertura siciliana; ya sabes, la que se estila en el juego del ajedrez, el único de los inventados por el hombre que escapa a la tiranía del azar. Y por azar nos encontramos en Las Hijas de Flo, lejos del mundanal gentío.

Además, las casetas de la feria son todo un éxito, sobre todo porque ahuyentan a los más tarados de la clase y dejan el camino libre para frecuentar los garitos de siempre. Incluso te puedes tomar un café en el mayor antro de la ciudad sin que te molesten.

Es una sensación de libertad. Porque además a los tarados les suele molestar que les llames tarados. Por eso no les dirigimos la palabra. Y por eso se quedaron sin conocer la guía rápida para afrontar las adversidades de la vida.

La siguiente parada fue en el Blues. Tuvimos dos caminos de ida y uno de vuelta. Y escogimos cutty cola para llevar. Como siempre. Lo único malo es que ayer tampoco sonó en toda la noche aquella canción tan prometedora del Vega. La de las flores en el jardín.

Eso sí. Se dejaron ver muchos ilustres de la noche. Unos se estremecían de cólera. Otros se quejaban amargamente. Otros se batían en duelo. Y los más íntegros se atizaban unos blendeds al vent.

Uno es cuando más disfruta. Aunando abrazos. Levantando vidrios. Brindando con cierrabares firmes en sus convicciones y cuya única religión es la negación de la palabra.

Hasta otra. No le pongo pie a las fotos. Sería redundante.








1 comentario:

Peter Mihm dijo...

Joder, y yo aquí de pringui en el curro, con 38º esperándome ahí. "Tengan cuidado ahí fuera". Ya te digo...