lunes, 29 de diciembre de 2008

A mi tío Alfredo Lostau -24-dic-08-

Mañana es 25, 25 de diciembre; Para mi no es Navidad, es el día de Lostau, de Alfredo, del consomé, del moet chandon, de la mesa engalanada; la vajilla de París, las porcelanas de Italia, las metopas de la mar.

Hace días escribía, con media copa de ironía, ésa que tanto me gusta, que las fiestas navideñas son sólo un simulacro de paz y de amistad, un empujón de El Corte Inglés para abrazarnos y comulgar en paz. Al pensar en tus navidades, me arrepiento de lo escrito, y me disculpo ante ti. Hoy, desde el hogar dulce hogar, te mando querido Alfredo, mucha fuerza de los tuyos, los de siempre, los de verdad.

Ahora duermes muy profundo, como haciéndote notar. ¡y vaya si se nota! En Valdecilla se extrañan de tu enorme corazón; nosotros ya lo sabíamos; por eso te echamos de menos y esperamos verte pronto; y en cuanto despiertes del sueño, volveremos a entonar, 25 de diciembre, 25, zum, zum, zum.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Atleti-Betis: 2-0

Acabo de llegar del Calderón después de dejar al Atleti 1 punto por encima del Madrís tras ganar al Betis 2-0, con goles de Maxi y el Kun, Kun, Kun, Kun.

A la orilla del manzanares hacía un frío difícil de transmitir, incluso viendo la imagen en la que parecemos chipirones encebollados.

jueves, 11 de diciembre de 2008

La mano izquierda

La ocasión la pintaban calva, y no la quise desaprovechar; me encontraba eufórico y radiante tras cancelar súbitamente por causas laborales mis inmerecidas vacaciones en Tenerife. Allí, en las desafortunadas islas, se quedó Marta saboreando los últimos baños del invierno, y mi sensación de pringao se acrecentaba mientras permanecía encapsulado en el asiento de la clase turista de mi vuelo de Spanair.

El cambio de hora fue la puntilla definitiva: 2:30 a.m. del martes 10 de diciembre de 2008 cuando por fin concilié el sueño en Majadahonda, y cuando por fin desconcilié definitivamente vida laboral y familiar.

Pero ese martes 10 de diciembre tenía un especial regalo reservado para mi en compensación; el gran Agux me despertó violentamente en mi puesto de trabajo, a eso de las 11:00 a.m., con una llamada a Boadilla D’or que me convocaba a un gran concierto de Blues and Boogie Woogie para esa misma noche; los artistas invitados eran un trío de ilustres desconocidos que desafiaban con sacarme de mi plácida ignorancia, y también musical, los Lluis Coloma Trío.

La cita a la que acudí sin dudar era en el Café Central, próximo a la plaza de Santa Ana, donde a mi paso tenía lugar un minibotellón que me recordó otras batallas no menos ilustres. Por unos instantes me vinieron a la mente las peleas que los chavales griegos mantienen estos días contra el poder establecido; ¡ánimo chavales, desde aquí todo mi apoyo; disfrutad con unas cargas policiales ahora que sois jóvenes!


Por fin llegué impuntual a la cita; Agux ya había tomado el puesto, aparentemente privilegiado, a escasos 2 metros del escenario. Todo parecía rodar a la perfección hasta que Agux me comentó al oído una revelación que minutos después se tornó en trágica: ‘Desde este sitio no se ve la mano izquierda del pianista, y esto es básico en el ritmo del Boogie Woogie’. Una nauseabunda bilis se trasladó violentamente desde mi estómago hasta casi el gaznate; presagiaba lo peor.

El trío formado por Lluis Coloma, al piano, Manolo Germán, al contrabajo, y Marc Ruiz, a la batería, nos deleitó durante casi 45 minutos en un primer acto en el que alternaron temas y otros temas. Mientras la emoción de la música recorría el suelo del café hasta nuestros pies, la cabeza de Agux se inclinaba una y otra vez en busca de la mano izquierda, la puta mano izquierda del pianista, que se escondía tras el cuerpo y la coleta de Coloma. Algo fallaba, y yo no acababa de entender el qué.

Al pasar unos minutos sucedió lo que tenía que suceder, lo inevitable; el pianista se vino arriba y se atrevió con un stride piano (no confundáis con ‘strike’ o 'strange', paletos), a pesar de la advertencia de Agux, que volvió a susurrarme lo arriesgado y virtuoso del compás elegido. Impaciente esperé a que acabara la pieza, con el corazón palpitando entrecortado, las manos sudorosas como cuando te atizas el primer pelotazo de whisky, esperando la opinión de Agux: Demoledor finalmente: ‘Mal; el ritmo mal; no ha seguido las octavas correctamente’.

Durante el descanso, antes del segundo acto, intenté levantar el ánimo de Agux, y al no conseguirlo se dirigió sin vacilar hacia el escenario para charlar con Coloma, al que le soltó un doblete indescifrable, aprovechando también la ocasión para invertir unas perras en 3 ó 4 CDs de regalo navideño para Belén; incluso le animó a que se los dedicara: ‘Para Belén, con cariño de Coloma’.

El mazazo del stride no nos impidió disfrutar de cada tema hasta el final, la puta mano izquierda del pianista ya no me importaba y, al momento final, al aplaudir vigorosamente al trío, juré que nunca más volvería a ……declinar una propuesta como la de esta noche, sobre todo al culminarla con un buen pelotazo que nos recordó que aún podemos.

Mis felicitaciones al gran Agux por la elección de este mi primer concierto jazzero.
Hasta poco.