jueves, 30 de junio de 2011

Céline, intratable

FERNANDO SAVATER 28/06/2011

A fuerza de proclamar que este año no se va a celebrar oficialmente de ningún modo el medio siglo de su muerte, Louis-Ferdinand Céline se ha llevado por fin la conmemoración más sonada. Y también la más comprometida intelectualmente: no para él, claro, sino para nosotros sus lectores.

Porque la cuestión no es si Céline (es curioso que el afamado misógino Destouches eligiera un seudónimo femenino para firmar sus libros, caso infrecuente... como todo lo que le atañe) merece recibir homenajes, ya que literariamente es difícil negárselos y humanamente es imposible rendírselos.

Lo inquietante es el estremecimiento que su obra produce en quienes la frecuentamos y que nada tiene que ver con el acatamiento de su ideología política o, más bien, de sus ideologías: pacifista hasta 1940, colaboracionista antisemita después, inventor de una suerte de bufo "socialismo a la francesa", etcétera. ¿Cómo podemos apreciarle tanto, sin dejar nunca de detestarle?

Desde luego, no se trata de un problema moral. La competencia profesional o la valía artística pueden darse en personas muy poco recomendables... sin que dejemos de apreciarlas. A mí no me importa si el piloto del avión en que viajo es buen padre de familia, me basta con estar seguro de su pericia. Si no la tiene, ya puede ser santo que preferiré viajar en tren.

La moral no es universalmente exigible en todos los campos (como el respeto a la legalidad), todo lo más resulta deseable. Quien se niega a leer a Quevedo (cuya ideología no fue mucho mejor que la de Céline), o rechaza El mercader de Venecia por antisemita y Otelo por apología de la violencia de género es un filisteo, no un exquisito moralista.

Pero lo grave es que las abominables desmesuras raciales y políticas de Céline mantienen un torturado parentesco con los rasgos que hacen su obra única e insustituible en la literatura del siglo XX.

Lo más parecido a una poética que escribió Céline es Entrevistas con el profesor Y, una obrita muy breve y llena de un regocijo feroz. Allí explica su hallazgo fundamental, la invención de la prosa de la emoción, junto a la cual las demás escrituras parecen inertes.

Esa intensa vibración celiniana -sus famosos tres puntos suspensivos, su permanente desbordamiento a la par cáustico y popular- es la emoción ante la muerte, destinataria central de sus libros. Muerte de cada uno de nosotros, por supuesto, pero también acabamiento de la sociedad, la historia, la civilización.

Para Céline, sin esa emoción no hay poesía y sin poesía no hay verdaderos escritores, solo aquellos del tipo que desprecia, "un tercio cerdo, un tercio gorila, un tercio chacal, nada más". La muerte es la victoria del mal por excelencia, al que solo se enfrenta el verdadero arte, estremecido en su total abandono.

Philippe Muray, autor del mejor ensayo sobre Céline (Ed. Gallimard), resume el combate: "Hacer arte con el Mal es el gran arte, el único. Consiste en saber que el Mal no se liquida, como creen los hombres de la antivisión política, sino que la obra es el único lugar donde el Mal puede transformarse inversamente en Bien".

Todos detestaron en su día a Céline, por su nihilismo que obstinadamente se niega a la pereza de la esperanza: todos, nazis, resistentes, la buena y la mala gente. Él mismo lo dijo: "En el periodo más rabioso de la historia de Francia, puedo enorgullecerme de haber logrado al menos la unanimidad de los franceses en un punto: mi asesinato".

No, no habrá homenajes oficiales para él, ni ahora ni nunca. Se encargó de hacerlos imposibles. Solo le corresponde uno, mínimo y salvaje, que Philippe Muray condensó en la primera frase de su ensayo: "El nombre de Céline pertenece a la literatura, es decir, a la historia de la libertad". El resto es silencio.

Que ciento volando

16. Hoy cumple 42 palos el Toy.
17. Y siempre tiene cara de decir algo gracioso.
18. Cada amigo es el universo para otro amigo.
19. La gente siempre se junta con sus semejantes.
20. Felicidades crack.

miércoles, 29 de junio de 2011

Que ciento volando

11. Los cómicos suelen ser muy fúnebres. Por eso me hacen tanta gracia.
12. Alguno de mis amigos es un fabulador de la comida.
13. Siempre hay algo que te jode la apoteosis. Álvaro Cunqueiro.
14. La vida no es una raíz cuadrada.
15. No me gusta pedir favores, pero sé agradecerlos.

martes, 28 de junio de 2011

Mis cardinales (2)

Que José Ignacio Lapido sea un ilustre desconocido es para hacérselo mirar. Que a mí me lo presentara una ilustre conocida es para hacérselo agradecer. Que no le haya visto todavía en directo es para hacerme desesperar. Que las letras de Lapido se hagan de rogar es para hacérselo aplaudir. Que esta canción se sale, y también del ángulo muerto, sólo lo tienes que comprobar.


Año 2008. Del disco ‘Cartografía’. Grabado en Graná.

Que ciento volando

6. Los grupos son un cantautor y tres más.
7. Los Beatles son dos cantautores y dos más.
8. Ahora que se puede, os pediría matrimonio.
9. El mar no es más bonito por la tele.
10. Sólo te pido que no te mueras más.

lunes, 27 de junio de 2011

Que ciento volando

1. Colombo tenía pinta de cama sin hacer. D.E.P.
2. A veces se confunden las ideas con las ocurrencias.
3. Los libros de autoayuda sólo sirven para complicarte la vida.
4. El güisqui con cola sabe a gloria bendita. Sobre todo a partir del tercero.
5. Lo poco que se sabe de medicina lo saben los médicos a los que yo no voy.

domingo, 26 de junio de 2011

Mis cardinales (1)

A mí no me gustan los discos que significan algo. Mejor dicho, no los entiendo. No soy capaz de deducir el ‘conceto’ de una canción ligada a otra.

A mí me gusta una canción. Y luego otra. Y luego otra. Y si las sumo todas, entonces tengo un ramillete de inevitables. Un conjunto de irreemplazables. Un manojo de ineludibles. Un puñado de esenciales.

Mi ristra de indispensables la componen canciones pertenecientes a un conjunto N, sin más criterio que el movimiento del corazón, como si fueran números cardinales. Sin orden. Ni de más a menos, ni de menos a más. En una serie de infinitas emociones.

La primera parada es el año 1988. Y me pongo el traje gris del maestro Sabina para comprobar que ‘uno y uno suman tres’, y para seguir creyendo en las invencibles historias de perdedores que tanto me gustan.



jueves, 16 de junio de 2011

La libertad



A mí se me da de maravilla la charla intrascendente. La del nada por aquí, nada por allí. Y también me encanta la comedia a propósito de la tragedia. Como aquella novela hugoliana.

Lo malo que es que no me ha caído encima la desgracia de tener dinero. Ni tampoco empiezo a vivir a partir de la tres de la tarde, como me gustaría. Así que me río de vosotros por si me tomáis en serio.

Y me gustan las canciones como ésta. Porque me recuerda a gente que no se parece a nadie. Y, al no parecerse a nadie, se me parece a todo el mundo.

Y al escucharla un par de veces se me solucionan muchos problemas. Porque la solución de los problemas se produce cuando se combinan el sentido común y el sentido del humor.

Que la disfrutéis.

martes, 14 de junio de 2011

Confesiones, contextos y otras derivaciones epistolares

Si tu amante siempre te recoge a la salida del altar. Si crees que tienes soluciones contra la felicidad eterna. Si necesitas recomprar tu alma al diablo. Si ahora piensas que los reyes magos son Isabel y Fernando. Si necesitas amor para usar y tirar. Si se te junta todo y te quedas con nada. Si prefieres que las cosas te salgan a la segunda. Si no duermes soñando con los efectos del alcohol. Si la principal misión de tu vida es que te parezca aburrida. Si necesitas pastillas contra la razón. Si tú también crees que lo más difícil está por llegar. Si te das cuenta ahora que no hacías caso de los consejos y ahora ya nadie te los da. Si sólo te confiesas cuando no has pecado. Si crees que un clavo se saca con un buen clavo. Si no tienes ganas ni para dejar de pensar. Si ya no entiendes ni las instrucciones de la lavadora. Si quieres largarte y no sabes dónde. Si tu armario está lleno de desperfectos. Si alguien nos dijo que no se podía hacer lo que queríamos hacer. Si echas de menos las tertulias en la puerta de los baños de los bares. Si te consuela consolarte. Si no te enteras ni de la misa, ni de la media. Si no has escuchado ni media misa desde hace media vida. Si tienes cosas que contar y sólo encuentras un buzón de voz a mano. Si crees que el jardín de las dudas es la respuesta. Si te apetece subir al infierno a pegar cuatro gritos. Si tu hora siempre está por llegar. Si todos esperan tu fracaso estelar. Si las canciones del Vega no te cantan al oído. Si nunca has sabido vivir sin trabajar. Si tus colegas siempre te sacan dos cubatas de ventaja. Si lo que te gusta es el exilio interior. Si te haces trampas al solitario. Si no recuerdas cómo eras antes de empezar las cosas por el final. Si piensas que la solución es el problema. Si crees que es insoportable ahogarte sin penas. Si sólo te preocupan los problemas de la gente sin problemas.

Y si no entiendes cómo has conseguido leer este texto hasta el final: Recuerda que hay cosas que no vale la pena recordar.

lunes, 13 de junio de 2011

Nos vamos de boda

A veces me pasa como a los jugadores de verdad, que cuando ganan mucho, siempre les parece poco, y cuando pierden poco, nunca les parece mucho. Debe ser porque a mí me gusta mucho el juego. El de las palabras y el de los dineros. Por eso a veces hago juegos malos con palabras buenas, aunque no gane nada con ello. Y por eso todas las veces que pierdo, siempre me juego nada.

Hoy el post es como un pequeño juego. Se trata de romper la semana en dos. La primera parte será algo más larga y responsable; me apretará bastante más el cuello y pondré cara de que me interesa mucho lo mucho que ganan otros, sobre todo a los que les aprieta el cuello más que a mí.

Incluso me permitiré a mí mismo participar en alguna discusión sobre el espíritu de alguna nueva regulación. Si es a vida o muerte, mejor. Hasta ahí todo normal, como cualquier semana con clase de inglés.

Pero cuando me afloje definitivamente el nudo de la corbata y por el altavoz se oiga el ‘viajeros al tren’, con solo apretar el detonador del gas de la risa ya nadie podrá sacar de mi boca ni un sólo drama de los de diario.

Entonces, cuando en la boda de Nandín empine el primer trago de blended, cuando una y otra vez repita el 'sí quiero' a la siguiente ronda, y cuando a mi diestra y a mi siniestra me acompañen dos de los más grandes exs que ha dado la faz de la luna, entonces, y solo entonces, me trasladaré al trozo de cielo que tengo reservado cuando mi tren viaja con vistas al mar.

Nos vemos en la cancha, crackssssssss

domingo, 12 de junio de 2011

Poema para Antonio Vega de Joaquín Lera

Delgado como un papel de fumar
Se le ve pasar por las calles del viejo Madrid
¿No lo véis?
Sigue allí. En el sitio de su recreo.
Entonando canciones inmortales.
Hay flores que nunca se marchitan
Y Antonios que habitan en los tejados
Ajenos al bullicio y los embistes del ocaso
Convirtiendo las cenizas en poemas
Las palabras en regalos.
Bajo lluvia de guitarras que lloran ausencias que nunca partieron.
Simplemente se fueron de viaje a la isla de los sueños
Invitados por John Lennon.
¿No lo véis? ¿Quién está muerto?


Joaquín Lera

(De ‘Rosas de arena’, en preparación, Colección Poética Digital, ANG Libros/Colectivo La Latina)