miércoles, 8 de octubre de 2014

De verde en cuando

'Roqueros que regresan del pasado, sin canciones nuevas'. ¿Te suena? Y encima ya sólo podemos descohonarnos muy de verde en cuando. Porque ahora lo que toca es ir y venir, entrar y salir, subir y bajar. 'Nadie dijo que esto fuera fácil. Nadie dijo que lo fuera'. ¿Te suena?

Porque ahora en el medio de todo están las plantillas, y los trenes de ida sin destino, y los destinos sin trenes de vuelta, y el SREP con el IAC, y los aeropuertos del norte en los márgenes del mundo. Y los objetivos..... ¿Los objetivos? Sí, los objetivos, tía. ¿Pero acaso usted tiene objetivos? No sé, estoy hecha un lío, sobre todo con el inglés. Es que es muy fuerte, tía. Y que lo digas.

Pero es que he leído en la revista de anarosa que sin objetivos puede usted llegar a alguna parte, pero más tarde quizá se pregunte, ¿y qué cohones hago yo aquí si mi mejor parte está en otra parte? Pues eso, ir y venir, entrar y salir, subir y bajar.

Cada vez te entiendo menos, SAR, con Juancar me entendía mejor. Menos mal que ya casi no escribes. ¡Pues es una pena, até! Mira, para quitarte las penas apunta esta frase para el calendario 2015: ‘la vida es casi y es apenas’. La dijo G. Diego. ¡Hombre! ¿El Tutor? No, ese no, ese ahora es cabecera de filiales y tampoco escribe nada, sólo correazos y ajustazos; me refiero al otro, al poeta de Cantabria, el que escribió 'la penúltima'. ¡Ah! En ese caso..... espera que lo piense….. pues sigue siendo una pena. ¡Y que lo digas, tía! Será que nuestro destino es también nuestra ración, a veces es también nuestra razón, ¡y a cada uno la suya!, Vega, 80/88.

Pero es que a la Ro y a la Ri le caen 44 poderosas razones a casi dos mil kilómetros, y yo me comprometí a mandar contra reembolso una felicitación y dos enhorabuenas, una por Lapido y otra por Quique, 'una por mejilla'

Y al ponerme a escribir me he acordado de la época en la que yo escribía sobre dramas y caballeros. Y me he quedado en blanco. Y creo que sólo podré cumplir mi promesa con la ayuda del Vega. A ver si te suena esto: ‘Ocho letras, realidad, dura para masticar’. ¿Pero esa no es del García Vega? Sí, ésa es del primo, del que hacía el primo, lo de ir y venir, entrar y salir, subir y bajar. Pero entonces nos daba igual, y hasta confundíamos Vega y García Vega. Y hasta estudiábamos ciencias sin saber que éramos de letras. Sí, pero es que entonces sonaba a todas horas el 80/88.

Venga, Vega, que me pierdo y, además, que ya es hora de revolver el café sin leche y el ansiolítico de naranja. Ro, que te escribo para desearte lo mejor de lo mejor y, por eso, junto a las 44 felicidades, adjunto mi más sincera enhorabuena. Tú ya me entiendes...

Aunque espera, porque si estuvieras en Madrid te regalaría el último de Luis Ramiro, para que escucharas la canción de Annie Hall, que es la leche, sin café, aunque estoy seguro que tú a cambio me traerías treinta cápsulas de café verde, de las que me traías de verde en cuando de no sé dónde, tan envueltas en papel de regalo, tan gerundio, tan callando a gritos.

‘Oyes’, y no te pongas melancólica por lo del café, que te conozco, que yo con las cápsulas del mercadona me arreglo, aunque sean una putamierda. Pero si te sientes extraña rodeada de iecas conocidos puedes releer 'el extranjero', de Camus, o 'la nausea', de Sartre, y con eso te vienes arriba, sí o sí. Y si no te funciona puedes acordarte de nosotros y ponerte alegre degratis, o puedes releer esta felicitación, pero de abajo arriba, así descubrirás que ECB y BCE es lo mismo, pero no es igual.

Muchas felicidades, Ri, y que cumplas muchos muchos muchos más. Por lo menos otros tantos como yo.

PD.: He escrito esto desde la nevera. Te cajas de ahorro. Qué fuerte, tía. ¿Qué diría Dylan?

sábado, 6 de septiembre de 2014

Me voy

Me voy. Pues ponte un corcho, macho. Me voy del Banco, tía. ¿De qué banco? Del único que se escribe con mayúsculas, idiota. ¿Y eso? Eso se llama irse, pero sin tener realmente todas las ganas de irse. Es como lo de la Lola Flores, el ‘si me queréis, irse’. Ya veo. ¿Pero si pudieras volver hacia atrás? Repetiría, no lo de la Flores, que me la fuma, sino lo de Osma, lo del verano azul en los inviernos el Caserón, lo del hotel, pero sin el hotel.

Repetiría los sudores de la Sala Europa antes de que llegaran los peregrinos de Europa, cuando discutíamos apasionadamente de cosas sobre las que no teníamos mucha idea, con pizarras invisibles y con maestros que no hablaban de los ríos de Europa, ni de los triángulos isósceles, ni de los acentos y las tildes, sino de la otra inspección, esa que nos ha llevado por delante.

Y repetiría lo del seguimiento, antes y después de las inspecciones. Y lo del Tutor, ¡qué grande!, y lo de sus males imaginarios, ¡que grandes! Y lo del Niño Maravillas, ¡qué maravilla!

Y lo de los buenos retos mezclado con los buenos ratos. Lo de las rotaciones y las traslaciones. Y lo del coste amortizado. Y, sobre todo, lo del alfabeto especial con el que se escribe el sentido del humor.

Pero sólo repetiría si fuera al lado de lo que queda de la 9/97. ¿Y qué queda? Pues queda mucho, en realidad queda lo único, el intangible. ¿El intangible de la IAS 38? Qué fuerte, tía, y a Dani sigue sin pagarle la ESCA. Le va a caer la del oso a Vivi como no reaccione.

Me tomaré un café para entender mi marcha, porque si no me tomo mi café sin leche y mi ansiolítico con sacarina por las mañanas, y por las tardes, no soy ni casado ni persona. Qué fuerte, tía. ¿Y cómo es ese intangible? Pues es raro, diferente, contradictorio más bien, por no decir agridulce, que es una mariconada de término, como los maricones que dicen tener dos cohones. Es más bien como un intangible tangible, de vida indefinida. Y no siempre tiene la misma forma, eso cuando la tiene. Y depende del momento, y del lugar, y de si te pilla subiendo o te pilla recién subido.

Depende del estado de ánimo del mundo, de tu mundo, y de la cirrosis y la sobredosis, de si acabas de releer Amarillo, de Romeo, o si te hubieras quedado prendado otra vez del Crimen y del Castigo, del ruso más ruso. No sé si te estoy liando, no es mi intención.

El caso es que me encuentro de repente en otro mundo, como si acabara de llegar de otro mundo del que no sabes por qué te vas, Jeanette. Como si ya estuviera en El Congo, donde nunca he estado, pero que se me aparece como si fuera una región de la mente. Es como si hoy fuera una tarde de domingo de las que hacen un paréntesis en tu otra vida.

Y es que, a veces, abandonar cuesta mucho más que acometer. Aunque uno parezca del presente y otro del pasado. Y no es que tenga mala conciencia, ni buena tampoco, pero sí noto un peso distinto a lo largo de la pernera del pantalón. Y, como no sé rezar, tampoco puedo coger un libro de rezos vuelto del revés para consolarme.

En fin, esto suena a fin, o se parece bastante, pero estoy convencido de que, entre las cuatro paredes de nuestro pequeño mundo, algunos incomparables excompañeros de la 9/97 que lean este post percibirán mucho de lo que digo, y seguramente sentirán con cierta injusticia que ya no estemos totalmente juntos.


Nos queda el intangible, compañeros. Mucha suerte a todos. Va por ustedes.

lunes, 3 de marzo de 2014

Los cuarenta de Diegol

Con él llegaron los trastornos digestivos y las intrigas palaciegas; los amores de alcoba y las enfermedades más graves; los dioses de las agonías y los juegos de azar.

También se ocupó de traerse consigo la apoteosis rutinaria y la embriaguez más lúcida; los sacerdotes sin credo y las letanías sin destinatario; los funerales con hecatombes y el peso del escalafón.

Y yo, hace tiempo, tampoco mucho, me travestí de gordo por fuera y calvo por dentro. Fue sólo un juego de espigado espadachín, un juego de subcabecera sin funciones; una especie de juego de compañeros al estilo Hernández y Sijé.

Y, por eso, aunque él sea más de cohetes y de fairys, hoy le canto las cuarenta en copas. Y lo hago apoyado en su perfil biográfico, consciente de la agonía que persigue a cada nuevo cuarentón.

Por eso no creo equivocarme mucho si digo que Diegol sigue teniendo pesadillas con la aluminosis y el amador de sus manos, con las recalibraciones chilenas y con los intrusos del departamento tres. Y que, si le das a elegir entre hablar en público o morir dignamente, no dudará en suicidarse sin dolor para no tener que elegir.

Tampoco me sentiré herrado, con hache, si digo que cada vez que le nombran el valor razonable recuerda el inspector que fue. Y que cada vez que ejerce de tutor, lo hace con mucho sentido del tumor. Y que cada vez que guarda un secreto a voces, luego se tiene que confesar.

De las religiones en oferta siempre elige la más carnal, porque su adn es idéntico al de don Hilarión, y porque le sube el colesterol a mil cuando enfila un tirachinas a traición.

En lo que a la razón se refiere, su ración preferida es más de culo que de tetas, aunque en tiempos de crisis no le hace ascos a una desconocida milf recién operada.

Solo le imagino tecleando tres uves dobles para deleitarse con entrevistas de trabajo online. Para derramar la ansiedad sobre la consciencia y para ponerle la guinda al pastel de vivir.

Y cuando sueña dormido lo hace con un mundo ancho de caderas y repleto de mentiras piadosas, aunque cada mañana el espejo le escupa a la cara la verdad más oculta de su cruz; la de un tipo anormalmente humano, que ejerce de agente social sin vocación, obligado a disfrazarse de alguien que no se parece mucho a él.

Un tipo paradigma de la ambigüedad deliberada, que le dice a cada uno lo que quiere oír. Que piensa con el pensamiento de todo el mundo. Porque Diegol es un tipo capaz de hacer que parezca oro lo que no es, capaz de barajar para ti el tocomocho y el calambur, capaz de hacerte creer que tu problema es menos grave que su solución, capaz de hacerte creer que es más incapaz que tú, y capaz de mentirte con pasión solo por compasión.

Y es de las personas que no sabe conjugar el verbo negar en primera persona, por eso suele premeditar a solas sus venganzas silenciosas, como los saltos del escalafón. Y por eso renuncia a disertar sobre el peso del vacío, porque es lo que más le pesa.

Si yo te dijera cómo es empezaría por lo que no se ve, pues de su melena de joven solo queda su aversión al casco ciclista y un viejo peine de plástico escondido en un impresentable neceser.

Y ya sea festivo de diario o fiesta de guardar suele planchar la oreja a las 22h de la madrugada, salvo que el pepteam le regale un par de horas de sueño despierto. Y como liberal moderado que dice ser, huye de los extremos más extremos, salvo que le beneficien radicalmente.

La casa de sus sueños no paga IBI y está lejos del Bronx de Sanchinarro; pero tampoco le gustan demasiado las vistas al mar; él prefiere pista de pádel, plasma con hache dé y canal plus sin cuotas, y con piscina de cloro orientada al anillo ciclista de Madrid.

En sus próximos 40 años terminará los episodios de Galdós y seguirá pensando en el Trinche en el que se convertirá; entonces, aunque sepa distinguir babor de estribor, y sotavento de barlovento, seguirá confundiendo las batallas de San Vicente y Trafalgar.

En su nevera se encierra un mundo lleno de sucesos. Un conjunto de tentaciones sin camino de vuelta. Y en su alma lleva escondido un cajón de sorpresas repleto de vida secreta.

De los tres paraísos conocidos por el hombre, el suyo lo coloca siempre en la tierra. Por eso, ni busca parcelas en el cielo, ni intenta solucionar sus problemas a base de promesas incumplidas.

Todavía le quedan dos mil jueves por delante, y otros grandes momentos compartidos por detrás. Y por eso yo lo celebro y le felicito porque, cada vez que me acuerdo de él, hace que mi vida sea más familiar.

Ahora vas y lo metes 'a históricos'. No te gode.

sábado, 1 de febrero de 2014

Camino de día por las noches

Y en la mañana busco la noche, y en la oscuridad, mientras finjo los orgasmos, camino dando círculos, de arriba abajo, de derecha al este, de adentro a mar adentro, y me creo el Marlon Brando del último tango en París, o el Mickey Rourke de las 9 semanas y media. Pero como ni tengo el pelo rubio, ni el sexapil que le ponía a la Basinger, y como ni siquiera soy un buen actor de reparto, dejo mis comunes fantasías escondidas en mi entrepierna, quizá para cuando cumpla de nuevo los 18.

Pero a ratos tengo pesadillas con la tinta invisible con la que escribí aquella vieja nota del pasado, la misma con la que escribía cartas de despedida a bellas mujeres con las que pasaba las noches en blanco, esas noches que nunca acababan al día siguiente. Aquellas noches en las que disfrutaba confundiendo los buenos motivos con los barrios chinos. Noches en las que se juntaban el espacio y el tiempo, pero sin velocidad.

Como cuando soñaba con juntar las coplas y las copas, como cuando pasaba las tardes de invierno soñando con catálogos de carne y hueso. Como cuando me colaba en camas de atrezzo para quitarme la sed, o cuando soñaba con ser el capitán de un desierto en calma, como si fuera el Sabina de los 7 pecados capitales.

O como cuando pedía taxis amarillos de los de NY por el teléfono rojo de Moscú, o como cuando el chaval de la peca trabajaba en telepizza y me traía el secreto de la masa escondido tras un gran guion de una película de amor. Sin final feliz, pero con doble de queso y algo de orégano.

Y entonces a mí me daba por inventarme su título en inglés, pero lo traducía como me salía de los cohones, porque yo entonces no tenía que hacer lo que había que hacer y por eso a ratos conducía hacia el puerto de Santa María. ...i'm coming. ..feliz cumpleaños chaval.

Ahora vas y me preguntas qué coño es esto. No te gode.

SiempreVega

domingo, 5 de enero de 2014

III Fiesta La Venencia Joven

Menos lo que sobraba, todo lo encontré en la fiesta de la venencia del cierre del año 2013. Y todo transcurrió siguiendo el guión previsto; fue como toser y cantar, como una orquesta que tocaba al son que marcaba Pantxo DJ, a veces con canciones que nos abrían el corazón, y otras con canciones que nos cerraban la cabeza.

Y allí encontré una especie de símbolo y de cuate. Y me bebí los litros de alcohol que todavía corren por mis venas. Y me subí al piso más alto de las torres de Kuala Lumpur, o como cohones se diga. Y escuché al fondo del local el sueño profundo de la malagueña a través de los tiempos. Y disfruté de la mezcla de una pareja de piernas con sus guardiles. Y releí el Pip de las pequeñas esperanzas. 

Y sonó con fuerza el Mescalina mi amor. Y se bailó la Jota más autóctona de Cantabria. Y se removieron los Maracos de Machín. Y me cansé viendo el triatlón de los Corrales de Bezana. Y me topé con los cameos de Lation & Balaguer. 

Y con los 8 putos días de oro del Corte Inglés. Y con el Luis Buñuel del Río de la Pila. Y con la reina de la noche de la Venencia del 2012. Y con el Miki Molina del Levante de la calle Palencia. Y con las Murcias de todas las Españas. Y hasta con la fugaz Mela que late.

Hasta otra. Y tú que lo veas, tía.