sábado, 31 de julio de 2010

Santiago y cierra Expaña

Ayer se clausuró el Summer Cascarria 2010, y no hizo falta bajarse los pantalones de campana ni subirse la solapa de la chaqueta de vestir. Bastó con salir con el Chanclass ataviado con unas simples cholas de playa. Y eso que no estaba activada la alerta por calor. Por eso yo combiné las bermudas con mi mejor camisa de fuerza.

Y por eso intentamos que alguien nos echara un cable al cuello; ya sabes, de esos de acero trenzado que sujetan los puentes. Pero no hubo forma. Y tampoco conseguimos hacernos los encontradizos con el repelente niño Vicente. Ni siquiera con el espíritu vivo del difunto Azcona.

Y ahora sólo pienso en apuntarme en cuanto pueda a un curso de CCC de felicidad a distancia. Porque nada ofende más que la felicidad ajena. Por eso habrá que volver a cambiar el chip de la pasión por el del entendimiento.

Pero no pienso venderos vendas para los ojos. Por primera vez he dicho la verdad y se ha entendido. Es una nueva figura literaria. Como una nueva reorganización de los elementos de una oración………vaya, había decidido no meterme en honduras. ¿He dicho honduras? ¡Pues, viva Honduras!

Hasta otra. Me voy con el don de la trivialidad a otra parte.




miércoles, 28 de julio de 2010

Santiago y abre España

Cada vez que escribo en el blog pongo mis 5 sinsentidos en ello, y al final siempre llego al mismo sitio del que salí. Y cuando me despido siempre cierro con llave, para que sólo puedan leerlo quienes no esperan nada de mí.

Es verdad que a este lado del hemisferio occidental todo es más fácil. Tanto que hasta me planteo seriamente poner todas mis ilusiones en almíbar y aflojarme un poco la soga al cuello.

Ayer fue un día que surgió de la nada. Son los mejores, porque te invade una tentación irresistible de acometer maniobras de diversión.

El comienzo coincidió con la clásica apertura siciliana; ya sabes, la que se estila en el juego del ajedrez, el único de los inventados por el hombre que escapa a la tiranía del azar. Y por azar nos encontramos en Las Hijas de Flo, lejos del mundanal gentío.

Además, las casetas de la feria son todo un éxito, sobre todo porque ahuyentan a los más tarados de la clase y dejan el camino libre para frecuentar los garitos de siempre. Incluso te puedes tomar un café en el mayor antro de la ciudad sin que te molesten.

Es una sensación de libertad. Porque además a los tarados les suele molestar que les llames tarados. Por eso no les dirigimos la palabra. Y por eso se quedaron sin conocer la guía rápida para afrontar las adversidades de la vida.

La siguiente parada fue en el Blues. Tuvimos dos caminos de ida y uno de vuelta. Y escogimos cutty cola para llevar. Como siempre. Lo único malo es que ayer tampoco sonó en toda la noche aquella canción tan prometedora del Vega. La de las flores en el jardín.

Eso sí. Se dejaron ver muchos ilustres de la noche. Unos se estremecían de cólera. Otros se quejaban amargamente. Otros se batían en duelo. Y los más íntegros se atizaban unos blendeds al vent.

Uno es cuando más disfruta. Aunando abrazos. Levantando vidrios. Brindando con cierrabares firmes en sus convicciones y cuya única religión es la negación de la palabra.

Hasta otra. No le pongo pie a las fotos. Sería redundante.








miércoles, 14 de julio de 2010

No sé tú

No sé tú, pero yo quisiera repetir. Pero no en plan bolero de Armando Manzanero, sino en plan General Vives. O mejor, gritando al viento tres vivas como tres truenos. Arriba y atrás. Aro y os. Como en el día de ayer, en el que se fijó con carácter de urgencia fecha oficial para salir de instrucción nocturna por la sauna madrileña. Demasiado tiempo llevaba ya el reloj parado.

Gutiérrez, Redondo y Arias. Tres compañías de infantería humildemente representadas. ¡Muy bien el tiro, Arias, muy bien el tiro!

Lástima que el parte de bajas mostrara las excusas del alférez que salió airoso de Campamento tras luchar a brazo partido contra la invasión de los niggers. Por cierto y dicho sea de paso, excusado como prescriben las Reales Ordenanzas, con males imaginarios o supuestos a las fatigas que le corresponden. Y eso que no es menos cierto que ‘el puto talante nos llevará por delante’. Pero, de eso, ya hablaremos otro día.

Y esta es la historia que me trajo hoy hasta el blog. Una de tantas. Una de tontos. De las que me valgo siempre que puedo para engordar los buenos momentos de los tenientes en la reserva. Puede que este verano vuelva a salir el sol por la noche algún día, pero será siempre después de ayer.

Y entre raciones de alioli y lacón hablamos de aquéllos. Y del libre albedrío. Y del ingenuo inspirado en Voltaire que soñaba con ser paralítico algún día. Y del arte de no sucumbir a las desgracias ajenas. De los impuestos que nos arrebatan sin formalidad y con ninguna justicia. Y del bien más preciado del hombre, que ahora no recuerdo cuál era.

Y de las tardes canarias con Çerpa. Del olvidado comandante Sierra. Y de las noches de Coto. De los veguistas perdidos que sobreviven allende los mares. Y de los veguistas apenados que sobrevivimos en el rompeolas de todas las Españas. De las familias. Y de las familias numerosas. Y de fútbol de una estrella. ¡Cuánto fútbol! ¡Cuánto agente FIFA desaprovechado!

Y como aún no nos han colgado la fecha de caducidad, ‘Eventuales’, yo os emplazo a revivir un futuro cercano. Ya sabes para qué; para no sentirnos solos en este mundo tan lleno de gente. Para que no parezca que todo es por obra y arte de la tiranía del azar.

¡Jefes de unidad, salgan de filas!

sábado, 3 de julio de 2010

La Tertulia Final

Por tercer año consecutivo nadie había quemado todas sus ilusiones en la hoguera de San Juan, y aprovechando que la iglesia del barrio había celebrado ya la misa de nueve y estábamos exentos de obligaciones dominicales, nos dispusimos en orden de combate para acometer la primera ingesta estival. La de Alí Babá y los 40 y 1 ex mitics.

Minutos antes el viejo páter había intentado administrar a un moribundo la extremaunción, pero el tintineo de los peces de hielo del jabulanicola fue suficiente para hacerle entreabrir los ojos de asombro y resucitarse de entre los muertos.

Sin mediar palabra, el mudo del grupo recuperó la voz de la sabiduría. El ciego creyó haber visto fugazmente a Dios, y el sordo tuvo que escuchar verdades como puños. Y mucho antes de atender el reclamo de los tambores del Teatro de los Sueños, empezamos a imaginar que lo mejor estaba aún por venir.

Entonces el semianalfabeto nos asombró con sus dotes intelectuales, el amnésico recordó aquella vieja parida genial, el preciso mató algunas moscas a cañonazos, el hábil tropezó con su pasado, el cantautor versionó una de oté, y el matemático sumó otro fracaso a su hoja de servicios. ¿Y yo?, pues yo puse corriente alterna a mi otra vida al degustar la eterna duración de un blended y el infinito tiempo perdido.

Y ya estábamos todos. El milagroso grupo estaba formado por El Toy, el Borin y servidora. Los signos externos insistían en revivir otra noche brillante, y eso que aún no habían comenzado las grandes deliberaciones sobre el mundial de jurgol: Que si 4-4-2, que si doble pivote, que si pareja de ases y subiendo, que pedazo de pibón, que si el pibe de oro, que si la manija de la bizca, que si las carretas de la camarera, que Punta Cana es el futuro, que si zapatones de Hortaleza, que si el hispánico garrote vil, o que si Fuentealbilla is not spain.

Incluso alguno quiso conocer las respuestas a las cuatro uvedobles que contienen la clave del mundo. Para el cómo y el cuándo hubo consenso. Para el cuánto, mucho más. Pero el dónde acabó por separar a los hispanos de los anglosajones para siempre.

Como imaginas, las conversaciones más normales fueron lo único importante. Pero no te hagas ilusiones; no te las pienso contar. Si las quieres conocer deberás apuntarte a la próxima cita. Porque algunas sensaciones son imposibles de contar, pero sobre todo porque sólo entre vasos y versos se suelen despertar los sentidos muertos, incluso los adormecidos por la rutina y el cuento del business.

El reencuentro con el núcleo duro de cantabrones es como entrar en casa, echas la llave por dentro y te invade una placentera sensación de seguridad al dejar el mundo fuera. Te lo advierto, ésta es la única receta fiable para ser feliz y, además, dicen que La Bahía ha colgado el cartel de 'Completo'.

Nadie en sus cabales se hubiera ido anoche a casa. Pero es que afortunadamente no había nadie en sus cabales. Por eso nos tuvimos que ir. A la francesa. Para volver. Omenó. Nos ha godido.

Hasta otra, compañeros. Un brazo.

Pide un pis si te ha gustado la crónica. El baño está al fondo a la derecha, como siempre.