viernes, 22 de noviembre de 2013

Mis cardinales (28)

Luz sigue caminando sin brújula, como en este nuevo ¿por qué no vuelves amor?, y por eso nos sigue guiando hacia el norte de lo invisible. 

Uno no es de ninguna parte hasta que escucha una canción que le recuerda a algún lugar. Yo tengo muchos lugares que recordar gracias a Luz, a su voz. Y debe ser ése uno de los vínculos más sólidos que puedes tener, como un feliz remordimiento de conciencia.

Cuando canta Luz a mí me parece que te intenta aliviar un dolor que todavía no se ha llegado a producir. Y qué bien te quedas, ¡goño!

viernes, 8 de noviembre de 2013

Concierto Quique González


El otro día fui a un concierto de Quique González en San Cristóbal de La Laguna. Absténganse La Laguna y Santander.

Fue puro azar encontrarme el día anterior con él en la cola del vuelo de Ryanair de Madrid dirección Los Rodeos. También fue puro azar asistir al concierto.

Por eso todo me parecía una mezcla de pan y clonazepán, una especie de crimen perfecto, una moneda con dos caras, o las dos caras de la misma moneda, como  una mezcla de Vega sin Antonio, o de Quique con Enrique.

El concierto tuvo formato acústico, con dos guitarras, una armónica y una voz, por aquello del exceso de equipaje y la teletienda de Ryanair, supongo. El repertorio fluía del escenario al patio de butacas y al revés, sin más norma que la que procede de la física y la química.

Yo pasé un rato inolvidable desde la primera fila del Teatro Leal, que se numeraba en mi entrada como ‘fila 2’, no sé si para añadirle encanto o para quitarle superstición al teatro.

Y es que, a veces, las canciones de Quique te dejan entrar en otras canciones, o te permiten encontrar fácilmente lo que no buscabas. A mí me suelen conducir al encuentro con la libertad, como si estuviera abrazado a Juana la loca, o como si me reencontrara con la soledad de Felipe el hermoso.

SiempreQuique

SiempreVega