martes, 22 de diciembre de 2009

Las cuatro acabadas

Las noches de concierto hacen que esos días transcurran de una manera especial. Los días en los que tu equipo de fútbol consigue un título los recuerdas para siempre. ¿Sabes por qué? Pues porque hay algunos años en los que tu equipo no gana ni al parchís y además a ti se te pasan los meses arrepintiéndote por no haber sacado aquella entrada para aquel concierto.



El sábado no. El sábado 19 de diciembre fue distinto. Yo hice doblete y mi equipo sexteto. Y con el gol de Pedrito me abracé a un ilustre desconocido en un bar. Y con el de Messi, media hora después, éramos ya amigos de toda la vida y para siempre.



Con la emoción del Mundialito de Clubes casi se me olvida que debía caminar durante 10 minutos hacia la sala La Riviera, al concierto de Quique González, con un frío difícil de explicar y una cola para entrar ‘de aquéllas’.


Encima el grupo de acabadas no daba señales de vida, y un concierto de Quique sin ellas no es lo mismo. Afortunadamente a la hora de la verdad todos nuestros relojes marcaban una hora menos, y entonces llegaron ellas recién depiladas y en perfecto estado de revista.

Y Quique empezó a caldear la sala con temazos que parecían caricias casi de verdad; abrió con el primer tema del álbum, ‘Daiquiri blues’. Le siguieron ‘Cuando estés en vena’, ‘Avería y redención’…….hasta cerrar el chou con un repertorio generoso de bises y con ‘La luna debajo del brazo’, dos horas después.

Las cuatro acabadas disfrutamos de lo lindo, y con la sangre cargada de buena música nos retiramos a nuestros aposentos. Nos despedimos sin decirnos adiós, hasta la próxima cita, que espero llegue pronto. Porque las malas compañías son las mejores.



Marchando el cava más barato de la casa: Que tengan ustedes unas felices fiestas, y que las pasen bien, muy bien, o en familia.

♫ No me lo creo, nena, no me lo creo, nena ♫

sábado, 19 de diciembre de 2009

Vamos Quique, vamos

La historia coloca a los ‘grandes’ en pedestales separados por una mínima distancia prudencial. Entiendo que es una distancia de seguridad en señal de duelo. Si se hacen bien las cosas, lo lógico es hacer coincidir el declive de uno con la entrada en escena de su delfín, para que convivan de manera tácita, para que el tránsito generacional se haga menos duro que el intestinal.

Es el caso de Quique González -y Antonio Vega-, cuyo testigo se ha entregado más bien como si se tratase de una burla del destino sabiamente teledirigida. Yo nunca he entendido cómo se pueden calibrar talentos, y mucho menos si son tan bárbaros como el de estos dos. Si tú te atreves con la tarea, permíteme un consejo: ¡Cuidado con el escalón!

Seguramente se intuye por mi tono que hoy voy a ver en directo a Quique González, en la sala La Riviera de Madrid, y por si acaso mañana no soy capaz de recordar ni que tengo alzheimer, espero vivir con pasión y sin compasión esta noche en la que sonará con fuerza el Daiquiri Blues, el trabajo más sobresaliente de nuestro panorama musical.

Las grandes pasiones son enfermedades incurables y como en el ataúd caben muy pocas cosas, hoy toca disfrutar, porque la vida sin música sigue siendo un tremendo error.

♫ pero el mundo nunca era un pañuelo...... ♫


jueves, 17 de diciembre de 2009

Se me mira esto

Me lo estáis poniendo difícil; pero no me quejo, porque trajearme de brindis es lo que a mí me provoca los más pequeños placeres. Como en otras ocasiones parecidas de este 2009; y es que la cosecha del erótico 69 es un gran ejemplo del ejercicio del santo sacramento del matrimonio. Y de sus frutos.

Así es este jueves de domingo, 17 de diciembre, un día en el que voy a volver a pisar unos cuantos charcos del ayer, pero no sin antes cumplir con las ganas; las que tengo yo de mandar por correspondencia unas palabras de verdadera amistad a un gran amigo que hoy cumple con su cumple, pero no uno cualquiera, el que suma hasta cuarenta.

Venga, todos conmigo: ‘Answer the following questions about the information given apart’; ¿Y? Pues eso, que mi felicitación es tan espontánea que hasta la pondría por escrito en este blog si fuera necesario; pero entonces la estropearía, porque a él le gustan casi tanto como a mí los dobles sentidos y las cosas que lo son sin parecerlo. Aunque bien pensado, una felicitación de más nunca está de menos. O al revés.

Ahora sí, ahora voy a enredarme en los hilos del tiempo; pero en buena lid, como nos enseñaron en empresas, siguiendo lo que preceptúan los criterios hermenéuticos del artículo tres…… ¡como si me acordara ya de ellos!, ni que fuera yo Sebastián Tolomeo Ormazábal. El de Laguna de Zamora.

Lo que sí está a mi alcance es rememorar dónde acababan las gotas de vaho que recolectaba minuciosamente de las cristaleras del colegio de los padres Escolapios, y cómo viajaban casi artesanalmente al peliso de alguno. Necesitaría tres o cuatro perras vidas para olvidarlo. Aquello fue humor a primera vista.

Eran los días en los que se dedicaba a grabarme decenas de casetes TDK de 90’ para poner en el loro del renault 5 o del mini amarillo; confieso al mundo que estaban repletas de infumables canciones de grupos extranjeros semidesconocidos para mí. Alguna anda todavía sobreviviendo por las cajas de mi trastero; la mítica de ‘¿quién ha pedido callos?’, por ejemplo.

Y yo entonces quería salir del armario musical y gritar a los cinco vientos que a mí los que me ponían eran Olvido, Enrique, Jaime, El Loco y Antonio, sobre todo, Antonio. Pero a cada rato me recordaba en tono venenoso al doctor Azuara, y aquello de la dialéctica, la altura y el músculo. Y claro, así me costaba salir.

Pero debe ser cierto que en el cielo también llueve sobre mojado, y por eso mismo la vida está hecha para intentar vivirla como él lo hace, como gato panza arriba y a grandes tragos, y si puede ser retocada por un blanquísimo humor negro, por una insolente burla, mejor.

Voy a decir una cosa que no valdrá para nada, pero por eso tiene algún valor; hoy es el día en que la gran mayoría de mis mejores cicatrices, de los grandes e irrepetibles momentos pasados, siempre llevan la guinda de su fina ironía y su noble amistad. Lástima que la felicidad eterna cada vez dure menos.

Muchas felicidades, Alvarómetro, de mi parte y de la de otros tantos grandes amigos del ex grupo de moda a los que, al leer esto, les pasará como a mí ahora, que notarán algo en el estómago al acordarse de lo mucho que llevamos todos de ti.

Vamos

Punto y coma. Si te encuentras una ele, y lo de dentro tiende a uno, el límite es igual a lo de dentro menos uno. Como siempre, absténganse La Laguna y Santander.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Hoy cumpliría Antonio Vega 52 tacos......

Por JAVIER CUERVO

Antonio Vega buscaba dentro de sí mismo canciones inolvidables y encontró eso que se llama un himno generacional, es decir un hito para sus contemporáneos, una piedra que marcó "esto son los ochenta. Usted se encuentra aquí".

Como La chica de ayer nunca llegó a apagarse, para miles de personas de cincuenta años para abajo, cuando arranca el punteo se pone en marcha una letra indirecta, abierta y sincopada que cada quien ha llenado de distintos significados estrictamente personales, en los que se reserva el derecho de admisión.

lunes, 14 de diciembre de 2009

La difícil vida de un turista vocacional



A pesar de lo que se pueda pensar no siempre es fácil enfundarse las chanclas, las bermudas y la visera. Aunque sea todo de marca. Aunque sea todo falsificado. Lo malo es que una no puede elegir sus circunstancias y, a veces, nacer turista se convierte en un incordio.

Como el otro día, ya hace unos días. Os cuento. Me encontraba yo disfrutando de unas inmerecidas vacaciones en el sur de Tenerife, cerca de Los Cristianos, para más señas. En esas que amaneció otro día soleado, uno más, pero de los que llevan una marca invisible que suena a himno de la champions desde que te levantas. De esto no se da cuenta todo el mundo, sólo los que profesamos la religión laica del jurgol. De hecho, me pareció que el único que vio esa marca fui yo.

Ya con la clásica hora de menos a cuestas me dispuse a vivir el partido desde los prolegómenos. Terraza al aire libre. 22º bien tirados. Que si cervezita 'dorada'. Que me traiga otra. Que si una de arrugás. Que ahora un ronmiel cocal. Y el partido aún no había empezado y tenía media estocada.

¡Vaya, minuto 1 y Valdés se la traga!, como Arconada en el 84. No pasa nada, están Messi, Iniesta y Xavi. Es cuestión de tiempo, de tiki taka. Pero pasaban los minutos y no empatábamos. Y otro gol en contra y a ver los cruces por la tele. Bueno, los iba a ver su puta madre, dicho sea de paso.

Sin avisar llegaron los gauchos, y me rodearon. Con tambores. Con bolas asesinas. Al rato la terraza, mi terraza, se llenó de guiris (de los cojones), y más guiris (de los cojones), y no pude reaccionar (cojones). Y el partido de fútbol se convirtió en otra cosa. Y es que la vida a veces te regala situaciones en las que no sabes si reír o llorar. A mi me dio por reír, pero por puro placer remunerado.

Eso sí, yo, como turista responsable, había salido provisto de mi máquina de fotos, y grabé el momento. Y no me puse a cantar ‘Clavelitos’ por si la SGAE me pedía un canon.

Nos ha godido.

Punto final. El Barça está en octavos. Oé.