sábado, 1 de febrero de 2014

Camino de día por las noches

Y en la mañana busco la noche, y en la oscuridad, mientras finjo los orgasmos, camino dando círculos, de arriba abajo, de derecha al este, de adentro a mar adentro, y me creo el Marlon Brando del último tango en París, o el Mickey Rourke de las 9 semanas y media. Pero como ni tengo el pelo rubio, ni el sexapil que le ponía a la Basinger, y como ni siquiera soy un buen actor de reparto, dejo mis comunes fantasías escondidas en mi entrepierna, quizá para cuando cumpla de nuevo los 18.

Pero a ratos tengo pesadillas con la tinta invisible con la que escribí aquella vieja nota del pasado, la misma con la que escribía cartas de despedida a bellas mujeres con las que pasaba las noches en blanco, esas noches que nunca acababan al día siguiente. Aquellas noches en las que disfrutaba confundiendo los buenos motivos con los barrios chinos. Noches en las que se juntaban el espacio y el tiempo, pero sin velocidad.

Como cuando soñaba con juntar las coplas y las copas, como cuando pasaba las tardes de invierno soñando con catálogos de carne y hueso. Como cuando me colaba en camas de atrezzo para quitarme la sed, o cuando soñaba con ser el capitán de un desierto en calma, como si fuera el Sabina de los 7 pecados capitales.

O como cuando pedía taxis amarillos de los de NY por el teléfono rojo de Moscú, o como cuando el chaval de la peca trabajaba en telepizza y me traía el secreto de la masa escondido tras un gran guion de una película de amor. Sin final feliz, pero con doble de queso y algo de orégano.

Y entonces a mí me daba por inventarme su título en inglés, pero lo traducía como me salía de los cohones, porque yo entonces no tenía que hacer lo que había que hacer y por eso a ratos conducía hacia el puerto de Santa María. ...i'm coming. ..feliz cumpleaños chaval.

Ahora vas y me preguntas qué coño es esto. No te gode.

SiempreVega