domingo, 7 de febrero de 2010

40 tacos y un enganche

El calendario escupía una fecha importante en mi autobiografía no autorizada, y yo quería hacer algo distinto, original, algo que quedara de recuerdo. Le di vueltas y vueltas al magín y al final me llegó la inspiración: ¿por qué no hacer un fiestón con los amigos de siempre y atizarnos unos copazos a mi salud? La insólita apuesta salió bien.

Pero tuvimos que apurar hasta el fondo el aceite de la vida; tuvimos que volver a experimentar con nuestras formas más juveniles, y ahora estoy feliz; por eso enciendo un cigarrillo imaginario, que no es como el de después, es mejor. Es de inmensa satisfacción, de honda calada.

Fue un gran día. Una gran noche. Disfruté porque no se respetó ninguno de los prejuicios conocidos, ninguna de las supersticiones desconocidas. El viernes todos creíamos que Elvis seguía vivo. Cada cuatro minutos importunaba un divorcio en algún lugar, pero a nadie le importaba. Y la respuesta no estaba en el viento, sino en el fondo, en el fondo del vaso.

Contar un sueño es casi siempre falsificarlo, así que no pienso hacer la contracrónica oficial. Dejaré la noche como está, fundamentalmente porque todo lo que es interesante no se puede contar, y todo lo que se puede contar no es interesante.

Dejo en el muro a los que dieron su vida por la patria. Mis más sentidas gracias a todos. Ha sido uno de los días más felices de mi vida. Gracias a vosotros.

Agux, Carri, Rocío, Jeremy, Marina, Fergó, Verónica, Marián, Valva, CIA, Toly, Lation, Bárbara, Navalón, Pet, Sepe, Borin, Silvia, Toy, Menchu, Pablo, Rosa, Esther, Toñín Gerson, Chisco NMISA, Javi Shat, Natalia, Litros, Tati, Nando de la Cántabra, Marta, Janis, Carmen Pérez, Kike, Isabel, Susana, Quique, Paquito Gento, María, Cristina, Chiwi, Chiwa, Panchín, Blanco White, Alvarómetro, Chus, Rosa, Nandín, Eli, Pili, Manolo, Carmen Robles, Padre Arias, Madre Robles, Asun y Marta.

….y a las ausencias que por imperativo legal no pudieron asistir, os mando un abrazo de la misma intensidad. Se os echó en falta. Mucho.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Getafe-Racing

El pasado domingo visitó el Coliseum Alfonso Péréz de Getafe el equipo de moda de la lliga de las estrellas, el Rá. Por este motivo un grupo de animosos racinguistas se atrevieron a surcar la meseta en el sentido equivocado para intentar animar la economía de la capital.

Gracias a deméritos contraídos se me hizo llegar, por valija, una invitación para asistir al partido en calidad de estorbo móvil, con plena libertad para deambular por las gradas del Coliseum. Así lo hice. Omenó.

Desde la otra punta del estadio la historia se contaba de otra forma. Justamente en la cabina asignada a la cadena de la sociedad española de radiodifusión, más conocida como SER, o no SER, se juntaron dos estrellas de la alcachofa deportiva, dos ex periodistas, uno de ellos en activo.

Cantaron y contaron lo que aconteció sobre el rectángulo a las mil maravillas, y yo, tras cumplir con mi obligación, os traslado las instantáneas recuerdo del día D.

Nos ha godido.

lunes, 1 de febrero de 2010

Espejito, espejito, ¿tú cómo me ves?

Espera. Calla un poco, porque yo me siento ‘like a nacha pop star’ y con algún reflejo fugaz de los ’80….. y eso que esta mañana me han vestido de cuarentón y ya estoy más cerca de asaltar el minibar que de irme de botellón.

Es verdad que aún no he escrito un libro. Ni he tenido un hijo. Aunque lo compenso en parte porque he plantado varios pinos.

No es mal comienzo para una vida, aunque a veces me da la impresión que me quedan más cosas por perder que por conseguir. Puede que sea porque no lo estoy haciendo del todo mal. ¡Quién sabe!

¿Y si fuera yo uno de esos que calibran su vida por el número de desilusiones que acumulan? ¿O de los que suman el número de veces que consiguen ilusionarse de nuevo otra vez? ¿O de los que la miden por el número de amigos que dicen tener? ¡Quién sabe!

Yo prefiero ‘medírmela’ por el número de amigos que sólo sabemos tú y yo, pero no me preguntes cuántos son porque mentiré de nuevo. Pues, ¡venga!, pongamos que hablo de mí y de mi itinerario biográfico.

Te diré que, mientras busco algún lugar seguro adonde ir a parar, hay días en los que me da por juntar el punto y la coma, pero sólo por afán de darle a la vida una pausa mayor que la marcada sólo por la coma, y menor que la señalada por el punto.

No me quito muy a menudo la envoltura con los éxitos, ni tampoco me subo rápidamente los pantalones tras cada fracaso. Confieso que no me hago la cama a diario, que me ducho todos los días, ‘haiga’ falta o no, y que sólo pongo el lavaplatos cuando no entra ningún cacharro más. Y ni me tinto el pelo de blanco ni me pongo cremas. Ni siquiera en los codos. Y todavía no uso el truco de quitarme kilos y ponerme gramos.

Me declaro culpable de no querer tomarme la vida demasiado en serio, y mucho menos la tuya, aunque algunos días tiren a morder, pero es que tampoco me gusta vivir con las cartas marcadas, salvo que sea para ganar. Y me divierte mucho mentir con ayuda de la ironía. Y en esto no te dejo ayudarme. En lo otro tampoco.

Me seduce la música que te parte delicadamente en dos, y sigo viendo los partidos de fútbol como algo más que partidos de fútbol. Y a vosotros no os veo como amigos; os veo como aliados que me dan la vida.

No me gustan los consejos, salvo los de administración, y a quien más aplaudo es al que cuenta lo razonable con humor. No gasto tiempo en los problemas de la gente que no tiene problemas, y sigo pensando que cada cual tiene todo el derecho de este mundo a buscar el camino hacia el infierno a su manera. O hacia el cielo.

En ocasiones el pasado me huye, y eso que aquellos recuerdos que suelo sobrevolar tienen cada día mejor pinta, pero no soy de los que eluden volver a pisar el ayer, aunque es verdad que a algunos pormenores los dejo ahogarse bajo tierra.

¿Y el futuro? Pues no pienso mucho en él, aunque hay días que lo veo pasar muy rápido y otros que me pasa demasiado lento. No está entre mis propósitos dejar de fumar y lo único seguro es que pienso seguir contando las baldosas al andar, y llorar por los que ya no están como sólo saben llorar las mujeres.

Igual suena raro todo esto, pero no quería dejar pasar el día en el que cumplo públicamente 40 años sin escribirme unas letras, aunque lo más seguro es que no me guste releerlas dentro de otros 40, porque lo que se dice suele doler más que lo que no se dice. Por eso este blog no suele hacer daño a nadie.

Punto y aparte. Si necesitas malearte para tomar impulso y no encuentras a nadie, cuenta conmigo. Te espero donde siempre

♫ Piénsate bien
qué vas a hacer
una buena juerga
o desaparecer,
es tu día de suerte ♫