Ella se broncea con
un sol de injusticia. Él esdrújula tras esdrújula. Ella se va al futuro disfrazada
de incógnito. Él vuelve del pasado en olor de multitud. Ella escribe adiós con
renglones torcidos. Él leyó a Torcuato sin los renglones de ningún dios. Ella
no lee porque sueña con Hiroshima. Él escribe para desengancharse de Nagasaki.
Ella sonríe sólo por dentro. Él echa de menos por fuera. Ella no quiere sofá
con leche. Él brinda por ello, oye. Ella pregunta por el mar. Él responde hecho
un mar de lágrimas. Ella dice ‘levántate y anda’. Él responde ‘pues anda que
tú, y no se le levanta’. Ella no sabe qué es ‘el fulgor de África’. Él se
emborracha con el Umbral más vivo.
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