Ella se broncea con
un sol de injusticia. Él esdrújula tras esdrújula. Ella se va al futuro disfrazada
de incógnito. Él vuelve del pasado en olor de multitud. Ella escribe adiós con
renglones torcidos. Él leyó a Torcuato sin los renglones de ningún dios. Ella
no lee porque sueña con Hiroshima. Él escribe para desengancharse de Nagasaki.
Ella sonríe sólo por dentro. Él echa de menos por fuera. Ella no quiere sofá
con leche. Él brinda por ello, oye. Ella pregunta por el mar. Él responde hecho
un mar de lágrimas. Ella dice ‘levántate y anda’. Él responde ‘pues anda que
tú, y no se le levanta’. Ella no sabe qué es ‘el fulgor de África’. Él se
emborracha con el Umbral más vivo.
sábado, 5 de septiembre de 2015
viernes, 10 de julio de 2015
Y a mí qué me cuentas
Él toma champán
sin burbujas. Ella se va de vacaciones al PAU Gasol de sus sueños. Él odia la
libertad de la estatua de la libertad. Ella toma hamburguesas sin pan y con
doble de amor. Él se hace giras por Soria y se forra. Ella es mulata de piel
blanca. Él se bebe los tragos sin sospechar. Ella se divorcia cada fin de
semana. Él se casa cada mes bisiesto. Ella escucha que todo pasa y pasa de
todo. Él lee el Ulises de Joyce como si fuera un Homero cualquiera. Ella dice
hola y él no dice adiós. Ella se acuesta de día y a él se le levanta de noche.
Ella se pinta las canas sin color. Él escribe poesías de un país lejano. Ella
verso a verso. Él beso a beso. Ella descree en dios. Él cree en los márgenes
del mundo. Ella llena su vida de vacío. Él vacía su vida llena. Él encuentra el
imperdible y olvida sus recuerdos. Él cree en el barómetro del CID, después de
muerto
miércoles, 8 de octubre de 2014
De verde en cuando
'Roqueros que regresan del pasado, sin canciones nuevas'. ¿Te suena? Y encima ya sólo podemos descohonarnos
muy de verde en cuando. Porque ahora lo que toca es ir y venir, entrar y salir, subir
y bajar. 'Nadie dijo que esto fuera fácil. Nadie dijo que lo fuera'. ¿Te suena?
Porque ahora en el medio de todo están las plantillas, y los trenes de ida sin destino, y los destinos sin trenes de vuelta, y el SREP con el IAC, y los aeropuertos del norte en los márgenes del mundo. Y los objetivos.....
¿Los objetivos? Sí, los objetivos, tía. ¿Pero acaso usted tiene objetivos? No sé, estoy
hecha un lío, sobre todo con el inglés. Es que es muy fuerte, tía. Y que lo digas.
Pero es que he leído en la revista de anarosa que sin objetivos puede usted llegar a alguna parte, pero más
tarde quizá se pregunte, ¿y qué cohones
hago yo aquí si mi mejor parte está en otra parte? Pues eso, ir y venir, entrar y salir, subir y bajar.
Cada vez te entiendo menos, SAR, con Juancar me entendía mejor. Menos mal que ya casi no
escribes. ¡Pues es una pena, até! Mira, para quitarte las penas apunta esta frase para el calendario 2015: ‘la vida es casi y es apenas’. La dijo G. Diego. ¡Hombre!
¿El Tutor? No, ese no, ese ahora es cabecera de filiales y tampoco escribe
nada, sólo correazos y ajustazos; me refiero al
otro, al poeta de Cantabria, el que escribió 'la penúltima'. ¡Ah! En ese caso..... espera que lo piense….. pues sigue siendo una pena. ¡Y que lo
digas, tía! Será que nuestro destino es también nuestra ración, a veces es
también nuestra razón, ¡y a cada uno la suya!, Vega, 80/88.
Pero es que a la Ro y a la Ri le caen 44 poderosas razones a casi dos mil
kilómetros, y yo me comprometí a mandar contra reembolso una felicitación y dos enhorabuenas, una por Lapido y otra por Quique, 'una por mejilla'.
Y al ponerme a escribir me he acordado de la época en la que yo escribía sobre dramas y caballeros. Y me he quedado en blanco. Y creo que sólo podré cumplir mi promesa con la ayuda del Vega. A ver si te suena esto: ‘Ocho letras, realidad, dura para masticar’. ¿Pero esa no es del García Vega? Sí, ésa es del primo, del que hacía el primo, lo de ir y venir, entrar y salir, subir y bajar. Pero entonces nos daba igual, y hasta confundíamos Vega y García Vega. Y hasta estudiábamos ciencias sin saber que éramos de letras. Sí, pero es que entonces sonaba a todas horas el 80/88.
Y al ponerme a escribir me he acordado de la época en la que yo escribía sobre dramas y caballeros. Y me he quedado en blanco. Y creo que sólo podré cumplir mi promesa con la ayuda del Vega. A ver si te suena esto: ‘Ocho letras, realidad, dura para masticar’. ¿Pero esa no es del García Vega? Sí, ésa es del primo, del que hacía el primo, lo de ir y venir, entrar y salir, subir y bajar. Pero entonces nos daba igual, y hasta confundíamos Vega y García Vega. Y hasta estudiábamos ciencias sin saber que éramos de letras. Sí, pero es que entonces sonaba a todas horas el 80/88.
Venga, Vega, que me pierdo y, además, que ya es hora de revolver el café sin leche y el ansiolítico de naranja. Ro, que te
escribo para desearte lo mejor de lo mejor y, por eso, junto a las 44
felicidades, adjunto mi más sincera enhorabuena. Tú ya me entiendes...
Aunque espera, porque si estuvieras en Madrid
te regalaría el último de Luis Ramiro, para que escucharas la canción de Annie Hall, que es la leche, sin café, aunque estoy seguro que tú a cambio me traerías treinta cápsulas
de café verde, de las que me traías de verde en cuando de no sé dónde, tan
envueltas en papel de regalo, tan gerundio, tan callando a gritos.
‘Oyes’, y no te pongas melancólica por lo del café, que te
conozco, que yo con las cápsulas del mercadona me
arreglo, aunque sean una putamierda. Pero si te sientes
extraña rodeada de iecas conocidos puedes releer 'el extranjero', de Camus, o 'la
nausea', de Sartre, y con eso te vienes arriba, sí o sí. Y si no te funciona puedes acordarte de nosotros y ponerte alegre degratis, o puedes releer esta felicitación, pero de abajo arriba,
así descubrirás que ECB y BCE es lo mismo, pero no es igual.
Muchas felicidades, Ri, y que cumplas muchos muchos muchos más.
Por lo menos otros tantos como yo.
PD.: He escrito esto desde la nevera. Te cajas de ahorro. Qué fuerte, tía. ¿Qué diría Dylan?
sábado, 6 de septiembre de 2014
Me voy
Me
voy. Pues ponte un corcho, macho. Me voy del Banco, tía. ¿De qué banco? Del
único que se escribe con mayúsculas, idiota. ¿Y eso? Eso se llama irse, pero sin
tener realmente todas las ganas de irse. Es como lo de la Lola Flores, el ‘si
me queréis, irse’. Ya veo. ¿Pero si pudieras volver hacia atrás? Repetiría, no lo
de la Flores, que me la fuma, sino lo de Osma, lo del verano azul en los inviernos
el Caserón, lo del hotel, pero sin el hotel.
Repetiría los sudores de la Sala Europa antes de que llegaran los peregrinos de Europa, cuando
discutíamos apasionadamente de cosas sobre las que no teníamos mucha idea, con
pizarras invisibles y con maestros que no hablaban de los ríos de Europa, ni de
los triángulos isósceles, ni de los acentos y las tildes, sino de la otra
inspección, esa que nos ha llevado por delante.
Y
repetiría lo del seguimiento, antes y después de las inspecciones. Y lo del
Tutor, ¡qué grande!, y lo de sus males imaginarios, ¡que grandes! Y lo del Niño
Maravillas, ¡qué maravilla!
Y
lo de los buenos retos mezclado con los buenos ratos. Lo de las rotaciones y las
traslaciones. Y lo del coste amortizado. Y, sobre todo, lo del alfabeto especial con
el que se escribe el sentido del humor.
Pero
sólo repetiría si fuera al lado de lo que queda de la 9/97. ¿Y qué queda? Pues
queda mucho, en realidad queda lo único, el intangible. ¿El intangible de la IAS
38? Qué fuerte, tía, y a Dani sigue sin pagarle la ESCA. Le va a caer la del oso a Vivi como no reaccione.
Me
tomaré un café para entender mi marcha, porque si no me tomo mi café sin leche y mi
ansiolítico con sacarina por las mañanas, y por las tardes, no soy ni casado ni persona. Qué
fuerte, tía. ¿Y cómo es ese intangible? Pues es raro, diferente, contradictorio
más bien, por no decir agridulce, que es una mariconada de término, como los
maricones que dicen tener dos cohones. Es más bien como un intangible tangible,
de vida indefinida. Y no siempre tiene la misma forma, eso cuando la tiene. Y depende
del momento, y del lugar, y de si te pilla subiendo o te pilla recién subido.
Depende
del estado de ánimo del mundo, de tu mundo, y de la cirrosis y la sobredosis, de
si acabas de releer Amarillo, de Romeo, o si te hubieras quedado prendado otra
vez del Crimen y del Castigo, del ruso más ruso. No sé si te estoy liando, no
es mi intención.
El
caso es que me encuentro de repente en otro mundo, como si acabara de llegar de
otro mundo del que no sabes por qué te vas, Jeanette. Como si ya estuviera en
El Congo, donde nunca he estado, pero que se me aparece como si fuera una
región de la mente. Es como si hoy fuera una tarde de domingo de las que hacen
un paréntesis en tu otra vida.
Y
es que, a veces, abandonar cuesta mucho más que acometer. Aunque uno parezca del presente y otro del pasado. Y no es que tenga
mala conciencia, ni buena tampoco, pero sí noto un peso distinto a lo largo de
la pernera del pantalón. Y, como no sé rezar, tampoco puedo coger un libro de
rezos vuelto del revés para consolarme.
En
fin, esto suena a fin, o se parece bastante, pero estoy convencido de que, entre
las cuatro paredes de nuestro pequeño mundo, algunos incomparables excompañeros
de la 9/97 que lean este post percibirán mucho de lo que digo, y seguramente sentirán
con cierta injusticia que ya no estemos totalmente juntos.
Nos
queda el intangible, compañeros. Mucha suerte a todos. Va por ustedes.
lunes, 3 de marzo de 2014
Los cuarenta de Diegol
Con él llegaron los trastornos digestivos y las intrigas palaciegas; los amores de alcoba y las enfermedades más graves; los dioses de las agonías y los juegos de azar.
También se ocupó de traerse consigo la apoteosis rutinaria y la embriaguez más lúcida; los sacerdotes sin credo y las letanías sin destinatario; los funerales con hecatombes y el peso del escalafón.
Y yo, hace tiempo, tampoco mucho, me travestí de gordo por fuera y calvo por dentro. Fue sólo un juego de espigado espadachín, un juego de subcabecera sin funciones; una especie de juego de compañeros al estilo Hernández y Sijé.
Y, por eso, aunque él sea más de cohetes y de fairys, hoy le canto las cuarenta en copas. Y lo hago apoyado en su perfil biográfico, consciente de la agonía que persigue a cada nuevo cuarentón.
Por eso no creo equivocarme mucho si digo que Diegol sigue teniendo pesadillas con la aluminosis y el amador de sus manos, con las recalibraciones chilenas y con los intrusos del departamento tres. Y que, si le das a elegir entre hablar en público o morir dignamente, no dudará en suicidarse sin dolor para no tener que elegir.
Tampoco me sentiré herrado, con hache, si digo que cada vez que le nombran el valor razonable recuerda el inspector que fue. Y que cada vez que ejerce de tutor, lo hace con mucho sentido del tumor. Y que cada vez que guarda un secreto a voces, luego se tiene que confesar.
De las religiones en oferta siempre elige la más carnal, porque su adn es idéntico al de don Hilarión, y porque le sube el colesterol a mil cuando enfila un tirachinas a traición.
En lo que a la razón se refiere, su ración preferida es más de culo que de tetas, aunque en tiempos de crisis no le hace ascos a una desconocida milf recién operada.
Solo le imagino tecleando tres uves dobles para deleitarse con entrevistas de trabajo online. Para derramar la ansiedad sobre la consciencia y para ponerle la guinda al pastel de vivir.
Y cuando sueña dormido lo hace con un mundo ancho de caderas y repleto de mentiras piadosas, aunque cada mañana el espejo le escupa a la cara la verdad más oculta de su cruz; la de un tipo anormalmente humano, que ejerce de agente social sin vocación, obligado a disfrazarse de alguien que no se parece mucho a él.
Un tipo paradigma de la ambigüedad deliberada, que le dice a cada uno lo que quiere oír. Que piensa con el pensamiento de todo el mundo. Porque Diegol es un tipo capaz de hacer que parezca oro lo que no es, capaz de barajar para ti el tocomocho y el calambur, capaz de hacerte creer que tu problema es menos grave que su solución, capaz de hacerte creer que es más incapaz que tú, y capaz de mentirte con pasión solo por compasión.
Un tipo paradigma de la ambigüedad deliberada, que le dice a cada uno lo que quiere oír. Que piensa con el pensamiento de todo el mundo. Porque Diegol es un tipo capaz de hacer que parezca oro lo que no es, capaz de barajar para ti el tocomocho y el calambur, capaz de hacerte creer que tu problema es menos grave que su solución, capaz de hacerte creer que es más incapaz que tú, y capaz de mentirte con pasión solo por compasión.
Y es de las personas que no sabe conjugar el verbo negar en primera persona, por eso suele premeditar a solas sus venganzas silenciosas, como los saltos del escalafón. Y por eso renuncia a disertar sobre el peso del vacío, porque es lo que más le pesa.
Si yo te dijera cómo es empezaría por lo que no se ve, pues de su melena de joven solo queda su aversión al casco ciclista y un viejo peine de plástico escondido en un impresentable neceser.
Y ya sea festivo de diario o fiesta de guardar suele planchar la oreja a las 22h de la madrugada, salvo que el pepteam le regale un par de horas de sueño despierto. Y como liberal moderado que dice ser, huye de los extremos más extremos, salvo que le beneficien radicalmente.
La casa de sus sueños no paga IBI y está lejos del Bronx de Sanchinarro; pero tampoco le gustan demasiado las vistas al mar; él prefiere pista de pádel, plasma con hache dé y canal plus sin cuotas, y con piscina de cloro orientada al anillo ciclista de Madrid.
En sus próximos 40 años terminará los episodios de Galdós y seguirá pensando en el Trinche en el que se convertirá; entonces, aunque sepa distinguir babor de estribor, y sotavento de barlovento, seguirá confundiendo las batallas de San Vicente y Trafalgar.
En su nevera se encierra un mundo lleno de sucesos. Un conjunto de tentaciones sin camino de vuelta. Y en su alma lleva escondido un cajón de sorpresas repleto de vida secreta.
De los tres paraísos conocidos por el hombre, el suyo lo coloca siempre en la tierra. Por eso, ni busca parcelas en el cielo, ni intenta solucionar sus problemas a base de promesas incumplidas.
Todavía le quedan dos mil jueves por delante, y otros grandes momentos compartidos por detrás. Y por eso yo lo celebro y le felicito porque, cada vez que me acuerdo de él, hace que mi vida sea más familiar.
Ahora vas y lo metes 'a históricos'. No te gode.
Ahora vas y lo metes 'a históricos'. No te gode.
sábado, 1 de febrero de 2014
Camino de día por las noches
Y en la mañana busco la noche, y en la oscuridad, mientras finjo los orgasmos, camino dando círculos, de arriba abajo, de derecha al este, de adentro a mar adentro, y me creo el Marlon Brando del último tango en París, o el Mickey Rourke de las 9 semanas y media. Pero como ni tengo el pelo rubio, ni el sexapil que le ponía a la Basinger, y como ni siquiera soy un buen actor de reparto, dejo mis comunes fantasías escondidas en mi entrepierna, quizá para cuando cumpla de nuevo los 18.
Pero a ratos tengo pesadillas con la tinta invisible con la que escribí aquella vieja nota del pasado, la misma con la que escribía cartas de despedida a bellas mujeres con las que pasaba las noches en blanco, esas noches que nunca acababan al día siguiente. Aquellas noches en las que disfrutaba confundiendo los buenos motivos con los barrios chinos. Noches en las que se juntaban el espacio y el tiempo, pero sin velocidad.
Como cuando soñaba con juntar las coplas y las copas, como cuando pasaba las tardes de invierno soñando con catálogos de carne y hueso. Como cuando me colaba en camas de atrezzo para quitarme la sed, o cuando soñaba con ser el capitán de un desierto en calma, como si fuera el Sabina de los 7 pecados capitales.
O como cuando pedía taxis amarillos de los de NY por el teléfono rojo de Moscú, o como cuando el chaval de la peca trabajaba en telepizza y me traía el secreto de la masa escondido tras un gran guion de una película de amor. Sin final feliz, pero con doble de queso y algo de orégano.
Como cuando soñaba con juntar las coplas y las copas, como cuando pasaba las tardes de invierno soñando con catálogos de carne y hueso. Como cuando me colaba en camas de atrezzo para quitarme la sed, o cuando soñaba con ser el capitán de un desierto en calma, como si fuera el Sabina de los 7 pecados capitales.
O como cuando pedía taxis amarillos de los de NY por el teléfono rojo de Moscú, o como cuando el chaval de la peca trabajaba en telepizza y me traía el secreto de la masa escondido tras un gran guion de una película de amor. Sin final feliz, pero con doble de queso y algo de orégano.
Y entonces a mí me daba por inventarme su título en inglés, pero lo traducía como me salía de los cohones, porque yo entonces no tenía que hacer lo que había que hacer y por eso a ratos conducía hacia el puerto de Santa María. ...i'm coming. ..feliz cumpleaños chaval.
Ahora vas y me preguntas qué coño es esto. No te gode.
Ahora vas y me preguntas qué coño es esto. No te gode.
SiempreVega
domingo, 5 de enero de 2014
III Fiesta La Venencia Joven
Menos
lo que sobraba, todo lo encontré en la fiesta de la venencia del cierre del año
2013. Y todo transcurrió siguiendo el guión previsto; fue como toser y cantar, como
una orquesta que tocaba al son que marcaba Pantxo DJ, a veces con canciones que
nos abrían el corazón, y otras con canciones que nos cerraban la cabeza.
Y
allí encontré una especie de símbolo y de cuate. Y me bebí los litros de
alcohol que todavía corren por mis venas. Y me subí al piso más alto de las
torres de Kuala Lumpur, o como cohones se diga. Y escuché al fondo del local el
sueño profundo de la malagueña a través de los tiempos. Y disfruté de la mezcla
de una pareja de piernas con sus guardiles.
Y releí el Pip de las pequeñas esperanzas.
Y sonó con fuerza el Mescalina mi
amor. Y se bailó la Jota más autóctona de Cantabria. Y se removieron los
Maracos de Machín. Y me cansé viendo el triatlón
de los Corrales de Bezana. Y me topé con los cameos de Lation & Balaguer.
Y con los 8 putos días de oro del Corte Inglés. Y con el Luis Buñuel del Río de la Pila. Y con la reina de la noche de la Venencia del 2012. Y con el Miki Molina del Levante de la calle Palencia. Y con las Murcias de todas las Españas. Y hasta con la fugaz Mela que late.
Y con los 8 putos días de oro del Corte Inglés. Y con el Luis Buñuel del Río de la Pila. Y con la reina de la noche de la Venencia del 2012. Y con el Miki Molina del Levante de la calle Palencia. Y con las Murcias de todas las Españas. Y hasta con la fugaz Mela que late.
Hasta
otra. Y tú que lo veas, tía.
sábado, 21 de diciembre de 2013
El último post del 2013
Dramas y caballeros, hace meses que no corto mis pensamientos. Ni siquiera los que crecen en el jardín de rosas de aquella mítica canción.
Hace meses que no me sale la inspiración. Ni siquiera con la espiración de la chica de ayer; es como si se hubieran secado las calles mojadas, o como si los cabellos dorados ahora se parecieran al sol y sombra.
Hace meses que los moros me parecen todos unos simples cristianos. Como los que adoran al futuro balón de plata del año 13.
Hace varias amnesias que no me salen las dudas. Ni si quiera concentrando el oro de mi tiempo en mis vulgares certezas.
Hace meses que no me sale la prosa de tus versos. Ni del jondo del corazón, ni del melón partío.
Hace meses que ya no sale humo de las letras que leo. Será por culpa de las ciencias, o por la flor de las neuronas, o como dice Fito, por culpa de la luna.
Por eso quería escribir mi último post del año como si fuera un swot para la troika, sin fortalezas de vaqueros del oeste, con debilidades escondidas entre sombras, sin oportunidades de oro del corte inglés, y con amenazas de incendios de nieve e inmortalidad.
Porque el que acaba ha sido un año diferente; seguramente tú pienses lo mismo, pero por motivos distintos a los míos. Sólo espero que en tu caso no sea porque te has sumado voluntariamente a la estadística de seres humanos que han medicalizado el sufrimiento cotidiano, ya sabes, por la epidemia con la que se propaga el diagnóstico de la depresión. ¡Qué fuerte, hasta que no me tomo un café y una pastilla por la mañana no soy persona, qué fuerte! Y que lo digas, mujer.
Volviendo a mi post; en mi caso no ha sido un año diferente gracias a la estadística, y eso que me gusta, sobre todo cuando me favorece; tampoco porque el 2013 haya sido justo el siguiente a otro año bisiesto, que me la fuma, ni porque tú hayas conseguido sumar, como yo, otro año más a tu autobiografía, que no me la fuma.
Tampoco encuentro la diferencia respecto a años pasados por el simple hecho de que alguien haya cambiado arbitrariamente de sentido la calle de mi niñez y que, debido a ello, ahora no sepa si subo a Potes o si bajo a Santander.
Y tampoco me parece diferente porque haya conocido a personas que dicen en las redes sociales que aman a la gente en general, pero en cambio nunca le dicen a los ojos 'te quiero' a ninguna persona en particular.
Ni porque yo haya perdido, sin saberlo, varios amigos de mi imaginaria cuenta de Facebook. Me gusta. Comentar.
Ni siquiera porque ya tenga claro, por fin, que los artistas muertos venden más que los vivos. Y no hablo ni de vinilos ni de compás, hablo del arco iris que se ve al abrir la puerta de atrás. Todavía no es demasiado tarde, Lapido.
Creo que la razón es que este año he descubierto que hay algo más poderoso que la lógica, más divertido incluso que la interpretación diaria de la realidad, más satisfactorio que un ronmiel mezclado con la hora menos de las Islas Canarias, y más orientado al norte que un árbol con millones de ramas que apuntan sinsentido a todas las direcciones.
Pero ahora no recuerdo lo que es, y sólo sé que gracias a este potente y simbólico cambio este año no tengo grandes penas que echar de menos, salvo la de la comida más importante del día y, como diría Fesser, ésta es una noticia francamente. Muy grande Guillermo. Vuelve. Pero no vayas a 'qué tiempo tan feliz', por amor de 2.
Quizá mi olvido sea cosa de mi tendencia natural a evitar cualquier juicio extremo o a cualquier intromisión en lo ajeno, una maravillosa costumbre con la que siempre me congratulo, porque actúa siempre en defensa propia y, sobre todo, porque me evita tener que interesarme por los problemas de la gente sin problemas.
Espera, ya recuerdo lo que era....... era por la cirrosis, o por la sobredosis, o porque mi ca, ca, ca, cabeza da vueltas persiguiéndote......o porque ya es demasiado tarde para comprender....vaya, el Vega de nuevo. Tendremos cien años y no aprenderemos. El año que viene pondré más atención. El ciento uno.
Felisa me muero y próspero 2014, y que pases un buen Feliciano+Nadal.
SiempreVega. Eso no cambia.
Hace meses que no me sale la inspiración. Ni siquiera con la espiración de la chica de ayer; es como si se hubieran secado las calles mojadas, o como si los cabellos dorados ahora se parecieran al sol y sombra.
Hace meses que los moros me parecen todos unos simples cristianos. Como los que adoran al futuro balón de plata del año 13.
Hace varias amnesias que no me salen las dudas. Ni si quiera concentrando el oro de mi tiempo en mis vulgares certezas.
Hace meses que no me sale la prosa de tus versos. Ni del jondo del corazón, ni del melón partío.
Hace meses que ya no sale humo de las letras que leo. Será por culpa de las ciencias, o por la flor de las neuronas, o como dice Fito, por culpa de la luna.
Por eso quería escribir mi último post del año como si fuera un swot para la troika, sin fortalezas de vaqueros del oeste, con debilidades escondidas entre sombras, sin oportunidades de oro del corte inglés, y con amenazas de incendios de nieve e inmortalidad.
Porque el que acaba ha sido un año diferente; seguramente tú pienses lo mismo, pero por motivos distintos a los míos. Sólo espero que en tu caso no sea porque te has sumado voluntariamente a la estadística de seres humanos que han medicalizado el sufrimiento cotidiano, ya sabes, por la epidemia con la que se propaga el diagnóstico de la depresión. ¡Qué fuerte, hasta que no me tomo un café y una pastilla por la mañana no soy persona, qué fuerte! Y que lo digas, mujer.
Volviendo a mi post; en mi caso no ha sido un año diferente gracias a la estadística, y eso que me gusta, sobre todo cuando me favorece; tampoco porque el 2013 haya sido justo el siguiente a otro año bisiesto, que me la fuma, ni porque tú hayas conseguido sumar, como yo, otro año más a tu autobiografía, que no me la fuma.
Tampoco encuentro la diferencia respecto a años pasados por el simple hecho de que alguien haya cambiado arbitrariamente de sentido la calle de mi niñez y que, debido a ello, ahora no sepa si subo a Potes o si bajo a Santander.
Y tampoco me parece diferente porque haya conocido a personas que dicen en las redes sociales que aman a la gente en general, pero en cambio nunca le dicen a los ojos 'te quiero' a ninguna persona en particular.
Ni porque yo haya perdido, sin saberlo, varios amigos de mi imaginaria cuenta de Facebook. Me gusta. Comentar.
Ni siquiera porque ya tenga claro, por fin, que los artistas muertos venden más que los vivos. Y no hablo ni de vinilos ni de compás, hablo del arco iris que se ve al abrir la puerta de atrás. Todavía no es demasiado tarde, Lapido.
Creo que la razón es que este año he descubierto que hay algo más poderoso que la lógica, más divertido incluso que la interpretación diaria de la realidad, más satisfactorio que un ronmiel mezclado con la hora menos de las Islas Canarias, y más orientado al norte que un árbol con millones de ramas que apuntan sinsentido a todas las direcciones.
Pero ahora no recuerdo lo que es, y sólo sé que gracias a este potente y simbólico cambio este año no tengo grandes penas que echar de menos, salvo la de la comida más importante del día y, como diría Fesser, ésta es una noticia francamente. Muy grande Guillermo. Vuelve. Pero no vayas a 'qué tiempo tan feliz', por amor de 2.
Quizá mi olvido sea cosa de mi tendencia natural a evitar cualquier juicio extremo o a cualquier intromisión en lo ajeno, una maravillosa costumbre con la que siempre me congratulo, porque actúa siempre en defensa propia y, sobre todo, porque me evita tener que interesarme por los problemas de la gente sin problemas.
Espera, ya recuerdo lo que era....... era por la cirrosis, o por la sobredosis, o porque mi ca, ca, ca, cabeza da vueltas persiguiéndote......o porque ya es demasiado tarde para comprender....vaya, el Vega de nuevo. Tendremos cien años y no aprenderemos. El año que viene pondré más atención. El ciento uno.
Felisa me muero y próspero 2014, y que pases un buen Feliciano+Nadal.
SiempreVega. Eso no cambia.
viernes, 22 de noviembre de 2013
Mis cardinales (28)
Luz
sigue caminando sin brújula, como en este nuevo ¿por qué no vuelves amor?, y
por eso nos sigue guiando hacia el norte de lo invisible.
Uno no es de ninguna
parte hasta que escucha una canción que le recuerda a algún lugar. Yo tengo
muchos lugares que recordar gracias a Luz, a su voz. Y debe ser ése uno de los
vínculos más sólidos que puedes tener, como un feliz remordimiento de
conciencia.
viernes, 8 de noviembre de 2013
Concierto Quique González
El
otro día fui a un concierto de Quique González en San Cristóbal de La Laguna.
Absténganse La Laguna y Santander.
Fue
puro azar encontrarme el día anterior con él en la cola del vuelo de Ryanair de
Madrid dirección Los Rodeos. También fue puro azar asistir al concierto.
Por
eso todo me parecía una mezcla de pan y clonazepán, una especie de crimen
perfecto, una moneda con dos caras, o las dos caras de la misma moneda,
como una mezcla de Vega sin Antonio, o de Quique con Enrique.
El
concierto tuvo formato acústico, con dos guitarras, una armónica y una voz, por
aquello del exceso de equipaje y la teletienda de Ryanair, supongo. El
repertorio fluía del escenario al patio de butacas y al revés, sin más norma
que la que procede de la física y la química.
Yo
pasé un rato inolvidable desde la primera fila del Teatro Leal, que se numeraba
en mi entrada como ‘fila 2’, no sé si para añadirle encanto o para quitarle
superstición al teatro.
Y
es que, a veces, las canciones de Quique te dejan entrar en otras canciones, o te
permiten encontrar fácilmente lo que no buscabas. A mí me suelen conducir al
encuentro con la libertad, como si estuviera abrazado a Juana la loca, o como
si me reencontrara con la soledad de Felipe el hermoso.
SiempreQuique
SiempreVega
Suscribirse a:
Entradas (Atom)