jueves, 22 de diciembre de 2016

Felices fiestas

Algunos dicen que los números son fríos, que no se entienden, que son lo contrario de las letras. Os mando unos cuantos por Navidad, dedicados a mi abueli, que vivió casi 100 años, y que nació un día 7 en el mes 2 del año 1917. Y murió un día 25 en el mes 10 del año 2016. 

Tuvo 3 hijos, 8 nietos y 11 bisnietos. Se quedó viuda en el año 1979. Su DNI sumaba hasta 13.654.434, letra jota. Vivió en los Alminares de Genil, número 2, planta 3. Y veraneaba en la calle San Luis, número 32, planta 2. Su número de teléfono era 958 12 26 45, y su código postal el 18006. Medía 160 centímetros. Cobraba 2 pensiones de la Seguridad Social, pero la declaración de la renta siempre le salía a devolver. 

A menudo recordaba los interminables 1.000 kilómetros que separan Santander de Granada. En su tarjeta bancaria se escondía como ‘pin’ la fecha de la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212. Visitaba la peluquería y compraba el Diez Minutos 1 vez por semana. Hasta casi el final de sus días salía de su casa 2 veces al día, a tomar el aperitivo y la merienda.

Las dimensiones de su dolor de cabeza no eran conocidas para el resto de los mortales, debía ser un número de los llamados complejos. Pero las dimensiones de su recuerdo para todos nosotros son infinitas.

















































martes, 1 de noviembre de 2016

A mi abueli

Mi abuela Asunción se apellidaba de primero Tárrago, y de segundo Córcoles. Era sólo una manera diferente de presentarse al mundo.


Su biografía dirá que nació un 7 de febrero del año 1917, de hace casi 100 años, y que el 25 de octubre de 2016 ha terminado por irse, justo en el momento en que ya no tenía más fuerzas para vivir.


Supongo que un nieto que calza 46 largas primaveras no tiene mucho derecho a rebelarse contra la muerte de su abuela. O tal vez sí, porque para mí la vida siempre ha transcurrido sabiendo que todo empezó en Granada, y a mis años no pienso cambiar de opinión. Porque eso, afortunadamente, no lo cambia ni la muerte.


Decía mi hermana Asun estos días que el luto por su pérdida no había empezado todavía. Y tiene razón. Porque ahora mi subconsciente casi sólo recuerda a la abueli que saboreaba sus medicinas como si fueran licores de vida. Y tan convencida estaba de sus milagrosas propiedades sanadoras, que incluso recomendaba su pócima favorita, el stignol, a todo el que padeciera dolor, como si fuera una bendición llegada del más allá.


Una vida de 99 años da para muchas biografías, pero si yo tuviera que hacer la mía propia me quedaría sin dudarlo con su faceta de súper abuela, ésa que transforma a las personas unidas por el mismo cordón umbilical.


Y la recordaría en sus Alminares del Genil, o en su San Luis 32. La recordaría en la lancha de la playa de El Puntal, o volviendo de sus viajes a la India. O buscando el destino de las cuberterías de Tailandia. O en su asociación de viudas, con su inseparable Juanita, a punto de ser centenaria también. En su querida Graná.


La recordaría con su impecable pelo de plata. Metida entre secadores en la peluquería. Con su Diez Minutos entre las manos. O en la primera fila del concierto de Raphael. O con el bono de verano para el Festival de La Porticada de Santander.



La recordaría como la fiel viuda del abuelo Paco. Como la matriarca del Cortijo. Y la recordaría, sobre todas las cosas, con las botas puestas hasta el final.


Porque mi abuela nunca presumió de ganarse el pan con el sudor de su frente. Quizá porque pensaba que la justicia es sólo una ilusión humana. Pero solía decir las verdades como puños, sin que se le alterara el pulso. Por eso, cuando pienso en ella, siempre me acuerdo de un viejo conocido mío al que le gusta guardarse las cosas para sí mismo.


Con su muerte cobra todo su sentido la manida frase del 'descanse en paz'. Porque todos buscamos alivio y una cierta paz en la idea de morirnos. Es como hacer definitivamente las paces con la vida. Y ella se ha ido rodeada de cariño, de sus hijos y familiares más queridos, cogida de la mano de mi madre, como siempre soñó despedirse.


Y aunque su esquela no lo diga expresamente, ahora nos deja a todos con ganas de llorar, y un gran vacío que no queremos cubrir. Porque en su existencia había mucho de todos nosotros y, en la nuestra, lo que hay es casi todo de ella.


Ya sólo me queda despedirme y decirte que te vamos a echar mucho de menos, Abueli.



sábado, 13 de febrero de 2016

¡Pobre Sinisterra!


El pasado sábado 6 de febrero de 2016, víspera del 99 cumpleaños de la matriarca de la familia, Asunción Tárrago Córcoles, un grupo de 3 personas, seres humanos para más señas, se disfrazaron de exinspectores del Banco de Ex-paña, para intentar dar con la pista del falsificador más importante de los últimos 99 años, José Vicente Sinisterra Gago, capo de la banda organizada Sinisterra luminosa, perseguido durante décadas por la interpol, y acusado de arrogarse descubrimientos de pasodobles inéditos y de sustitución indebida de psiquiatras ilustres.

El soplo de uno de nuestros más fieles colaboradores, también exinspector del Banco de Ex-paña, ahora dedicado 10 horas al día a leer regulación financiera y, por las tardes, a doblar ropa en unos grandes almacenes, nos llevó hasta la Plaza de Las Ventas en Madrid, 12 de la mañana, donde Sinisterra impartiría una conferencia en la que intentaría volver a redescubrirle al gran público, por enésima ocasión, la autoría del pasodoble ¡Pobre Joselito!

Un miembro de la organización Sinisterra luminosa intentó abortar nuestro plan, cortándonos violentamente el paso en el albero de Las Ventas, ya próximos a la Sala Bienvenida, haciéndonos creer que nuestros relojes debían atrasarse 30’, todo ello con el objetivo de facilitar que Sinisterra se disfrazara de descubridor de pasodobles inéditos, consiguiera creerse y hacer creer que era un psiquiatra ilustre, y huyera acto seguido hacia su escondite en el hemisferio izquierdo de su cerebro, todo ello mientras nosotros nos tomábamos un desayuno sin diamantes en la cafetería Los Timbales.

Afortunadamente el Dr. Google hizo que nuestros relojes marcaran la hora correcta a la hora de la verdad, las 12 horas del sábado 6 de febrero, y así pudimos constatar en primera persona del plural, y en presencia de un desnutrido grupo de unos 200 jóvenes aficionados a la fiesta, cómo Sinisterra mencionaba, dentro del hemisferio izquierdo de su cerebro, el nombre de Salvador Arias Nieto como descubridor del texto completo de un pasodoble que José María de Cossío, "El Infalible", confundió con unas quintillas de ciego.

Sin embargo, como el propio Sinisterra explicó durante la conferencia, y debido a los insondables circuitos que conforman el cerebro humano, esta mención no llegó al hemisferio derecho de su cerebro, y tampoco pudo ser escuchada por ninguno de los asistentes allí congregados y, por tanto, nadie, excepto él, su hemisferio izquierdo y su súper yo, pudieron escuchar y atribuir a Salvador Arias Nieto el mérito del descubrimiento del pasodoble inédito ¡Pobre Joselito!, dedicado al torero José Gómez Ortega 'Gallito', muerto en Talavera de Reina el 16 de mayo de 1920, y que, desde el pasado sábado ya se conoce en los hemisferios derechos del cerebro con el nombre de ¡Pobre Sinisterra!




domingo, 11 de octubre de 2015

45 Ris

Es automático. Como los fines de año. Como los ochos de octubres de verano. Es llano y es esdrújulo. Como una explicación que no explica nada. Como un renglón torcido de 2. Es como el tiovivo de Frankfurt. Como un clavo que no saca otro clavo. Como la otra tarde de Los Secretos. Es igual que antes pero que esta vez llega un poco después. Es como recordar en sueños la semana que viene. Como una especie de confín que no tiene fin. Es como un folletín sin paraíso. Como la cápsulas de café de verde en cuando. Como rendirse con todas tus fuerzas. Es como el color gris cuando se pone encima del mar. Como encontrar lo puro mezclado.


Puede que no me entiendas nada. O puede que no quieras. Puede que sea la forma sobre el fondo. Puede que sea 'Su día libre', Quique. Puede que sean 'Noticias del norte', César. O puede que sea sólo una manera de celebrar tu cumple, Ri, y puede que a mí este año todas tus primaveras juntas me suenen a 45 'holas' del mar. 

Vale, pues apúntame en mi SREP un check in por haber cumplido tarde, y yo te apunto un check out porque tú has cumplido también.

Ah!, y por si se te ha olvidado ya la contabilidad, te deseo que cumplas muchos muchos más. Por lo menos otros tantos como yo. Ome no. Nos ha godido.

Puertas abiertas a un año más, SiempreVega, tu voz entre otras mil.

SAR

sábado, 5 de septiembre de 2015

Pues anda que tú


Ella se broncea con un sol de injusticia. Él esdrújula tras esdrújula. Ella se va al futuro disfrazada de incógnito. Él vuelve del pasado en olor de multitud. Ella escribe adiós con renglones torcidos. Él leyó a Torcuato sin los renglones de ningún dios. Ella no lee porque sueña con Hiroshima. Él escribe para desengancharse de Nagasaki. Ella sonríe sólo por dentro. Él echa de menos por fuera. Ella no quiere sofá con leche. Él brinda por ello, oye. Ella pregunta por el mar. Él responde hecho un mar de lágrimas. Ella dice ‘levántate y anda’. Él responde ‘pues anda que tú, y no se le levanta’. Ella no sabe qué es ‘el fulgor de África’. Él se emborracha con el Umbral más vivo.

viernes, 10 de julio de 2015

Y a mí qué me cuentas

Él toma champán sin burbujas. Ella se va de vacaciones al PAU Gasol de sus sueños. Él odia la libertad de la estatua de la libertad. Ella toma hamburguesas sin pan y con doble de  amor. Él se hace giras por Soria y se forra. Ella es mulata de piel blanca. Él se bebe los tragos sin sospechar. Ella se divorcia cada fin de semana. Él se casa cada mes bisiesto. Ella escucha que todo pasa y pasa de todo. Él lee el Ulises de Joyce como si fuera un Homero cualquiera. Ella dice hola y él no dice adiós. Ella se acuesta de día y a él se le levanta de noche. Ella se pinta las canas sin color. Él escribe poesías de un país lejano. Ella verso a verso. Él beso a beso. Ella descree en dios. Él cree en los márgenes del mundo. Ella llena su vida de vacío. Él vacía su vida llena. Él encuentra el imperdible y olvida sus recuerdos. Él cree en el barómetro del CID, después de muerto    

miércoles, 8 de octubre de 2014

De verde en cuando

'Roqueros que regresan del pasado, sin canciones nuevas'. ¿Te suena? Y encima ya sólo podemos descohonarnos muy de verde en cuando. Porque ahora lo que toca es ir y venir, entrar y salir, subir y bajar. 'Nadie dijo que esto fuera fácil. Nadie dijo que lo fuera'. ¿Te suena?

Porque ahora en el medio de todo están las plantillas, y los trenes de ida sin destino, y los destinos sin trenes de vuelta, y el SREP con el IAC, y los aeropuertos del norte en los márgenes del mundo. Y los objetivos..... ¿Los objetivos? Sí, los objetivos, tía. ¿Pero acaso usted tiene objetivos? No sé, estoy hecha un lío, sobre todo con el inglés. Es que es muy fuerte, tía. Y que lo digas.

Pero es que he leído en la revista de anarosa que sin objetivos puede usted llegar a alguna parte, pero más tarde quizá se pregunte, ¿y qué cohones hago yo aquí si mi mejor parte está en otra parte? Pues eso, ir y venir, entrar y salir, subir y bajar.

Cada vez te entiendo menos, SAR, con Juancar me entendía mejor. Menos mal que ya casi no escribes. ¡Pues es una pena, até! Mira, para quitarte las penas apunta esta frase para el calendario 2015: ‘la vida es casi y es apenas’. La dijo G. Diego. ¡Hombre! ¿El Tutor? No, ese no, ese ahora es cabecera de filiales y tampoco escribe nada, sólo correazos y ajustazos; me refiero al otro, al poeta de Cantabria, el que escribió 'la penúltima'. ¡Ah! En ese caso..... espera que lo piense….. pues sigue siendo una pena. ¡Y que lo digas, tía! Será que nuestro destino es también nuestra ración, a veces es también nuestra razón, ¡y a cada uno la suya!, Vega, 80/88.

Pero es que a la Ro y a la Ri le caen 44 poderosas razones a casi dos mil kilómetros, y yo me comprometí a mandar contra reembolso una felicitación y dos enhorabuenas, una por Lapido y otra por Quique, 'una por mejilla'

Y al ponerme a escribir me he acordado de la época en la que yo escribía sobre dramas y caballeros. Y me he quedado en blanco. Y creo que sólo podré cumplir mi promesa con la ayuda del Vega. A ver si te suena esto: ‘Ocho letras, realidad, dura para masticar’. ¿Pero esa no es del García Vega? Sí, ésa es del primo, del que hacía el primo, lo de ir y venir, entrar y salir, subir y bajar. Pero entonces nos daba igual, y hasta confundíamos Vega y García Vega. Y hasta estudiábamos ciencias sin saber que éramos de letras. Sí, pero es que entonces sonaba a todas horas el 80/88.

Venga, Vega, que me pierdo y, además, que ya es hora de revolver el café sin leche y el ansiolítico de naranja. Ro, que te escribo para desearte lo mejor de lo mejor y, por eso, junto a las 44 felicidades, adjunto mi más sincera enhorabuena. Tú ya me entiendes...

Aunque espera, porque si estuvieras en Madrid te regalaría el último de Luis Ramiro, para que escucharas la canción de Annie Hall, que es la leche, sin café, aunque estoy seguro que tú a cambio me traerías treinta cápsulas de café verde, de las que me traías de verde en cuando de no sé dónde, tan envueltas en papel de regalo, tan gerundio, tan callando a gritos.

‘Oyes’, y no te pongas melancólica por lo del café, que te conozco, que yo con las cápsulas del mercadona me arreglo, aunque sean una putamierda. Pero si te sientes extraña rodeada de iecas conocidos puedes releer 'el extranjero', de Camus, o 'la nausea', de Sartre, y con eso te vienes arriba, sí o sí. Y si no te funciona puedes acordarte de nosotros y ponerte alegre degratis, o puedes releer esta felicitación, pero de abajo arriba, así descubrirás que ECB y BCE es lo mismo, pero no es igual.

Muchas felicidades, Ri, y que cumplas muchos muchos muchos más. Por lo menos otros tantos como yo.

PD.: He escrito esto desde la nevera. Te cajas de ahorro. Qué fuerte, tía. ¿Qué diría Dylan?

sábado, 6 de septiembre de 2014

Me voy

Me voy. Pues ponte un corcho, macho. Me voy del Banco, tía. ¿De qué banco? Del único que se escribe con mayúsculas, idiota. ¿Y eso? Eso se llama irse, pero sin tener realmente todas las ganas de irse. Es como lo de la Lola Flores, el ‘si me queréis, irse’. Ya veo. ¿Pero si pudieras volver hacia atrás? Repetiría, no lo de la Flores, que me la fuma, sino lo de Osma, lo del verano azul en los inviernos el Caserón, lo del hotel, pero sin el hotel.

Repetiría los sudores de la Sala Europa antes de que llegaran los peregrinos de Europa, cuando discutíamos apasionadamente de cosas sobre las que no teníamos mucha idea, con pizarras invisibles y con maestros que no hablaban de los ríos de Europa, ni de los triángulos isósceles, ni de los acentos y las tildes, sino de la otra inspección, esa que nos ha llevado por delante.

Y repetiría lo del seguimiento, antes y después de las inspecciones. Y lo del Tutor, ¡qué grande!, y lo de sus males imaginarios, ¡que grandes! Y lo del Niño Maravillas, ¡qué maravilla!

Y lo de los buenos retos mezclado con los buenos ratos. Lo de las rotaciones y las traslaciones. Y lo del coste amortizado. Y, sobre todo, lo del alfabeto especial con el que se escribe el sentido del humor.

Pero sólo repetiría si fuera al lado de lo que queda de la 9/97. ¿Y qué queda? Pues queda mucho, en realidad queda lo único, el intangible. ¿El intangible de la IAS 38? Qué fuerte, tía, y a Dani sigue sin pagarle la ESCA. Le va a caer la del oso a Vivi como no reaccione.

Me tomaré un café para entender mi marcha, porque si no me tomo mi café sin leche y mi ansiolítico con sacarina por las mañanas, y por las tardes, no soy ni casado ni persona. Qué fuerte, tía. ¿Y cómo es ese intangible? Pues es raro, diferente, contradictorio más bien, por no decir agridulce, que es una mariconada de término, como los maricones que dicen tener dos cohones. Es más bien como un intangible tangible, de vida indefinida. Y no siempre tiene la misma forma, eso cuando la tiene. Y depende del momento, y del lugar, y de si te pilla subiendo o te pilla recién subido.

Depende del estado de ánimo del mundo, de tu mundo, y de la cirrosis y la sobredosis, de si acabas de releer Amarillo, de Romeo, o si te hubieras quedado prendado otra vez del Crimen y del Castigo, del ruso más ruso. No sé si te estoy liando, no es mi intención.

El caso es que me encuentro de repente en otro mundo, como si acabara de llegar de otro mundo del que no sabes por qué te vas, Jeanette. Como si ya estuviera en El Congo, donde nunca he estado, pero que se me aparece como si fuera una región de la mente. Es como si hoy fuera una tarde de domingo de las que hacen un paréntesis en tu otra vida.

Y es que, a veces, abandonar cuesta mucho más que acometer. Aunque uno parezca del presente y otro del pasado. Y no es que tenga mala conciencia, ni buena tampoco, pero sí noto un peso distinto a lo largo de la pernera del pantalón. Y, como no sé rezar, tampoco puedo coger un libro de rezos vuelto del revés para consolarme.

En fin, esto suena a fin, o se parece bastante, pero estoy convencido de que, entre las cuatro paredes de nuestro pequeño mundo, algunos incomparables excompañeros de la 9/97 que lean este post percibirán mucho de lo que digo, y seguramente sentirán con cierta injusticia que ya no estemos totalmente juntos.


Nos queda el intangible, compañeros. Mucha suerte a todos. Va por ustedes.