martes, 22 de abril de 2008

El otro Sardinero, por Pablo Navalón

Me hago eco del artículo publicado por el diario AS de nuestro periodista especializado en temas del Racing, el gran Navalón.




El otro Sardinero

22 abril 2008

En el otro Sardinero se juega todos los domingos, da igual que el Racing lo haga en casa que fuera. Los sesenta primeros tienen asegurada su butaca, el resto deben conformarse con ver el partido de pie y, últimamente, cada vez son más los que tienen que optar por quedarse con las “localidades no numeradas”.
Pero ni la perspectiva de pasar dos horas sin asiento desanima a nadie. Los que acuden, se cabrean o animan según el caso, sienten los colores como si estuvieran en la grada del estadio. Allí se corea la Fuente de Cacho, se aplauden los cambios, se grita cuando pitan contra el Racing e incluso se insulta al árbitro. No faltan banderas, camisetas, ni bufandas; cualquier emblema sirve para animar al equipo, aunque sea a 400 Km. de Cantabria. Los partidos se viven como hay que vivirlos: para bien o para mal, de manera apasionada.

Es más que loable el esfuerzo y dedicación que 38 domingos al año realiza la Peña Vindio-Sotileza en la Casa de Cantabria, dando la oportunidad a muchos cántabros que residen en Madrid de ver cada domingo el partido del Racing. Una mínima cuota al año, los pequeños beneficios que les aporta una modesta barra de bar durante los partidos, una rifa por Navidad y mucha dedicación es la fórmula empleada para mantener viva la llama racinguista en la capital de España.
Pablo Navalón

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, para ser periodista igual hace falta estudiar periodismo, ¿o no? o, se nace periodista.
Por lo demás, bien por el tontolaba.
BORJAMON.

BORJAMON dijo...

Joder, para ser periodista igual hace falta estudiar periodismo, ¿o no? o, se nace periodista.
Por lo demás, bien por el tontolaba.

BORJAMON dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Edu_Rob dijo...

Borjamón, ya es periodista, incluso afamado, hasta Poli Rincón. Con eso está dicho todo. Por lo demás, bien por el tontolaba.