domingo, 3 de julio de 2011

Eran los días de la ocupación de París y la invasión a URSS

Había nacido en Viena, en 1881, y emigró a Brasil, a la ciudad de Petrópolis, porque no pudo soportar la anexión de Austria a la Alemania nazi. Era fiel a sus orígenes hebreos y le angustiaba la muerte de millones de judíos a los que trataba de salvar convenciendo a las autoridades brasileñas para que fundaran una colonia en alguna región del país. Su empeño fue inútil.

Esto no perturbó la edénica residencia del escritor en Petrópolis. Vivía en una colina en una casa parecida a la que habitó en Viena. La ciudad era bella y señorial. También vivía allí la cónsul de Chile, Gabriela Mistral, una de sus mejores amigas. Gabriela fue una de las primeras en acudir a la casa del suicidio apenas le comunicaron la tragedia.

Encontró aún tibio el cadáver de Zweig, perfectamente vestido en su lecho, con las manos en el pecho, el rostro sereno, Lotte -que se suicidó después- tenía la cara apoyada en el hombro de su marido y las manos cogidas a él.

Gabriela sollozó ante esa trágica visión y sólo atinó a decir “era llano como un niño”. Recién había almorzado con él dos días antes y preparaban la recepción al escritor Waldo Frank, que visitaría Brasil por esos días.

Planificó cuidadosamente el suicidio, eligió las sustancias tóxicas adecuadas para morir sin dolor, dejó trece cartas dirigidas a su ex mujer, a sus amigos más próximos, a las autoridades brasileñas.

Señaló por escrito la forma y el lugar en que debía ser enterrado y le entregó a su abogado una copia del testamento. La idea del suicidio siempre estuvo en su cabeza. Le gustaba citar una frase de Montaigne “cuanto más voluntaria es más bella la muerte”. Gabriela añadió “murió de guerra”. No soportó la ocupación nazi de casi toda Europa y la expansión del hitlerismo que parecía dominar al mundo.

En una de sus cartas de despedida escribió: “El mundo de mi lengua madre ha desaparecido y Europa, mi lugar espiritual, se destruye a sí misma. Mis fuerzas están agotadas por largos años de peregrinación sin patria. Así, juzgo mejor poner fin a tiempo. Saludo a mis amigos. Quizás ellos vivan el amanecer tras la larga noche. Yo estoy demasiado impaciente y parto solo”.

Fdo.: Luis Alberto Mansilla

1 comentario:

Ro dijo...

Así que no se suicidaron juntos! No sé de dónde saqué yo esa idea. Desde luego no sería porque faltara dramatismo tal como fue... Tremendo. En su honor empezaré su "Noche fantástica".