272. Los
hay raros, porque el terror les excita. Los hay infelices, porque el sexo les
aterroriza.
273. Los
hay raros, porque todo se les apaga cuando se abre el telón. Los hay infelices,
porque todo se les enciende cuando se cierra el telón.
274. Los
hay raros, porque están destinados a entenderse. Los hay infelices, porque están
condenados a soportarse.
275. Los
hay raros, porque su insomnio se encuentra despierto. Los hay infelices, porque
su sueño se encuentra dormido.
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